domingo, 30 de diciembre de 2007




Alistan protestas en todo el país contra el TLCAN agropecuario (La Jornada - fragmentos)

Campesinos mexicanos y estadunidenses, así como activistas sociales y en defensa de los derechos humanos anunciaron el inicio de movilizaciones en todo el país a partir de las 23:59 horas del próximo 31 de este mes en protesta por la apertura total de las fronteras nacionales a la producción de maíz, frijol, caña de azúcar y leche en polvo de Estados Unidos y Canadá, como parte de la entrada en vigor del capítulo agropecuario del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

Informaron que ante la negativa del gobierno federal y el Congreso de la Unión por modificar el acuerdo comercial, las fuerzas campesinas han programado movilizaciones al cierre de 2007 y en las primeras horas de 2008, en puentes internacionales. Se trata, indicaron, de acciones coordinadas que les van a permitir “levantar un movimiento muy importante de resistencia y protesta contra el desinterés gubernamental por sacar del rezago al campo mexicano”.
Como medida de presión a los gobiernos de México, Estados Unidos y Canadá, el Frente Democrático Campesino (FDC) anunció que junto con El Barzón de Chihuahua y la Unión de Trabajadores Agrícolas de la Frontera, con sede en El Paso, Texas, y la Unión de Trabajadores Fronterizos, entre otras organizaciones, formarán una cadena humana a partir de las 23:59 horas del último día de 2007 en el puente internacional Córdoba-Las Américas, en Ciudad Juárez, Chihuahua.
----------------

Los subsidios en EU, 4.4 veces superiores que a los productores nacionales

El agro mexicano llega polarizado y mermado al último tramo del TLCAN

Las autoridades rechazaron peticiones para atenuar efectos, pero la liberalización va

Académicos señalan que la crisis rural comenzó antes de la aplicación del tratado
No obstante, con el acuerdo las importaciones maiceras se han multiplicado 69 veces

Miriam Posadas y Matilde Pérez U. /I

México llega a la apertura comercial de productos sensibles –maíz, frijol, azúcar y leche en polvo– polarizado y con un campo minado.

Las secretarías de Economía (SE) y de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) afirman que no existen motivos para esperar que este último tramo del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) para el sector agropecuario afecte a los productores, pero la mayoría de éstos advierte que se acentuarán la dependencia alimentaria, la migración y el abandono del campo.

Durante 2007, la docena de organizaciones del Congreso Agrario Permanente, las 15 del Consejo Nacional de Organismos Rurales y Pesqueros (CNORP) y las 10 del Consejo Nacional de Organizaciones Campesinas (Conoc) alzaron la voz para demandar la revisión del capítulo agropecuario del TLCAN dadas las asimetrías productivas y de subsidios frente a Estados Unidos y Canadá.

Ante la “insensibilidad y sordera del gobierno” –como lo describieron– propusieron, en el marco de la discusión de la ley de presupuesto y gasto público, un mecanismo para regular las importaciones y exportaciones, principalmente de maíz y frijol, pero los legisladores del PRI y PAN votaron en contra. [...]

En 1993 se importaban 156 mil toneladas de maíz y en este año se estima cierre en 10.8 millones de toneladas, es decir, un crecimiento de 6 mil por ciento en los 13 años del TLCAN; actualmente más de 22 por ciento del grano que se consume es importado, en el caso del trigo es de 55 por ciento, sorgo 35, soya 95, arroz 72, frijol 9, cebada 22 y algodón 55 por ciento. Desde el inicio del TLCAN a la fecha se han comprado 127 mil millones de dólares en alimentos y México ha vendido un total de 106 mil millones de dólares.

Además, la balanza comercial agropecuaria desde hace 14 años tiene una pérdida de 2.5 mil millones anuales; la migración de hombres y mujeres pasó de menos de 100 mil personas a casi 600 mil anualmente; 70 por ciento de los habitantes de las zonas rurales vive en pobreza; el salario rural se ha deteriorado 60 por ciento, y se han perdido más de 2 millones de empleos.

La pérdida del poder adquisitivo del salario mínimo ha traído también una caída en la capacidad de compra el caso de la tortilla pasó de 38.2 a 5.7 kilos; en frijol de 8.3 a 3.14 kilos y de leche de 16.3 a cinco litros, en dicho periodo. [...]

Víctor Quintana, fundador del Frente Campesino Democrático de Chihuahua, puntualiza: desde la entrada en vigor del TLCAN, los productores de maíz perdieron casi 51 por ciento de su poder adquisitivo y los de frijol 45 por ciento.

Y si bien la producción de maíz pasó de 18.2 a 22.1 millones de toneladas en dicho periodo, los costos se elevaron en 450 por ciento y su precio –a costos de 1993– se redujo en 2 mil 200 pesos por tonelada.

En el caso del frijol el precio descendió a 3 mil 300 pesos por tonelada y la producción ha sido de altibajos, ya que en 1997 fue de 965 mil toneladas, similar a la de 1980, y en 2006 de 1.1 millones de toneladas, pero el consumo pasó de 16 a 13 kilos, es decir, una reducción de casi 19 por ciento.

www.jornada.unam.mx/2007/12/29 y 30/
Naomi Klein
Alerta roja zapatista
La Jornada 24 de diciembre (fragmento)

Me conducen en medio de quienes festejan, hacia un cuarto en la parte trasera del centro, cerrado al público. Aquí, el sombrío ambiente parece a un mundo de distancia. Ernesto Ledesma Arronte, un investigador de 40 años, con cola de caballo, está encogido sobre unos mapas militares e informes de incidentes de derechos humanos. “¿Entendiste lo que dijo Marcos?”, me pregunta. “Fue muy fuerte. No ha dicho nada parecido en muchos años”.

Arronte se refiere a un discurso que dio Marcos la noche anterior (16 de diciembre) durante el Primer Coloquio Internacional Planeta Tierra: Movimientos Antisistémicos. El discurso se titulaba “Sentir el rojo. El calendario y la geografía de la guerra”. Como se trataba de Marcos, era poético y ligeramente elíptico. Pero para los oídos de Arronte era una alerta roja. “Quienes hemos hecho la guerra sabemos reconocer los caminos por los que se prepara y acerca”, dijo Marcos. “Las señales de guerra en el horizonte son claras. La guerra, como el miedo, también tiene olor. Y ahora se empieza ya a respirar su fétido olor en nuestras tierras”.
La valoración de Marcos apoya lo que Arronte y sus colegas investigadores del Centro de Análisis Político e Investigaciones Sociales y Económicas (CAPISE) han estado rastreando con sus mapas y gráficas. Ha habido un marcado incremento en la actividad de las 56 bases militares permanentes que el Estado mexicano tiene en territorio indígena en Chiapas. Están modernizando las armas y el equipo, nuevos batallones están entrando, incluso fuerzas especiales. Todos estos son los signos de la escalada militar.
Los zapatistas se volvieron un símbolo global para un nuevo modelo de resistencia, por tanto, era posible olvidar que la guerra en Chiapas nunca había terminado. Marcos, a pesar de su identidad clandestina, desafiante, ha desempeñado un papel abierto en la política mexicana, sobre todo durante las reñidas elecciones presidenciales de 2006. En vez de respaldar al candidato de centro-izquierda, Andrés Manuel López Obrador, fue punta de lanza de la paralela “otra campaña”, y llevó a cabo concentraciones donde la atención se centraba en asuntos ignorados por los candidatos principales.

En este periodo, el papel de Marcos como dirigente militar del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) pareció desvanecerse. Era el Delegado Zero, el anticandidato. Anoche, Marcos anunció que la conferencia sería su última aparición en actividades de este tipo (encuentros, mesas redondas, entrevistas). El EZLN “es un ejército, muy otro por cierto, pero es un ejército”, le recordó al público, y él es el “jefe militar”.
Ese ejército enfrenta una nueva y grave amenaza, una que llega al corazón de la lucha zapatista. Durante el levantamiento de 1994, el EZLN tomó grandes extensiones de tierra y los colectivizó, su victoria más tangible. En los Acuerdos de San Andrés, el derecho de los pueblos indígenas al territorio fue reconocido, pero el gobierno mexicano se ha rehusado a cumplir con esos acuerdos. Tras fracasar en consagrar estos derechos, los zapatistas decidieron transformarlos en hechos. Formaron sus propias estructuras gubernamentales, llamadas juntas de buen gobierno, y redoblaron los esfuerzos de construcción de escuelas y clínicas autónomas. Conforme los zapatistas expanden su papel como el gobierno de facto en grandes extensiones de Chiapas, la determinación de los gobiernos federal y estatal para socavarlos se intensifica.
“Ahora”, dice Arronte, “tienen su método”. El método es usar el profundo deseo de los campesinos de Chiapas de tener tierras contra el deseo de los zapatistas. La organización de Arronte documentó que en sólo una región el gobierno ha gastado cerca de 16 millones de dólares en expropiar tierras y dárselas a muchas familias vinculadas al notoriamente corrupto Partido Revolucionario Institucional. Seguido, la tierra ya está ocupada por familias zapatistas. Más ominoso es el hecho de que muchos de los nuevos “dueños” están vinculados a grupos paramilitares, que tratan de sacar a los zapatistas de las tierras que tienen nuevos títulos de propiedad. A partir de septiembre, ha habido una marcada escalada de la violencia: disparos lanzados al aire, brutales golpizas, familias zapatistas que reportan amenazas de muerte, de violaciones y de descuartizamientos. Pronto, los soldados en sus barracones podrían tener la excusa que necesitan para descender: restaurar la “paz” entre los grupos indígenas que disputan entre sí. Durante meses, los zapatistas han resistido la violencia y han tratado de dar a conocer estas provocaciones. Pero debido a que eligieron no alinearse con López Obrador en las elecciones de 2006, el movimiento adquirió poderosos enemigos. Y ahora, dice Marcos, sus llamados de auxilio se topan con un ensordecedor silencio.
Hace una década, el 22 de diciembre de 1997, tuvo lugar la masacre de Acteal. Como parte de la campaña antizapatista, un grupo de paramilitares abrió fuego dentro de una pequeña iglesia en el poblado de Acteal, matando a 45 indígenas, 16 de ellos niños y adolescentes. Algunos de los cuerpos fueron macheteados. La policía estatal escuchó los disparos y no hizo nada. Durante los pasados casi tres meses, La Jornada ha destacado, con una amplia cobertura, el trágico décimo aniversario de la masacre.

En Chiapas, sin embargo, mucha gente señala que las condiciones actuales se sienten terriblemente familiares: los paramilitares, las crecientes tensiones, las misteriosas actividades de los soldados, el renovado aislamiento del resto del país. Y tienen una súplica para aquellos que los apoyaron en el pasado: no sólo miren hacia atrás, miren hacia adelante y eviten otra masacre de Acteal.
Copyright 2007 Naomi Klein.





(Fragmentos) senderodelpeje.blogspot.com 21 de diciembre 2007


De acuerdo con datos obtenidos por la Secretaria de la Hacienda Pública del Gobierno Legitimo de Andrés Manuel López Obrador, se observa que la evolución de los precios de 42 productos que componen la canasta básica revela que el crecimiento de los precios durante el año que concluye fue de 34.9%, sin embargo el de los alimentos que forman parte de esta canasta de consumo fue aún mayor, ya que se ubicó en casi 35.6%.


Así mientras que en enero de 2006 para adquirir éstos 42 productos básicos una persona que percibía un salario mínimo tenía que realizar un gasto de $ 740.44 pesos, para el mes de diciembre de 2006, el gasto necesario para adquirir esos mismos productos se ubicaba en $ 818.44 pesos, y para la primera quincena de este mes de diciembre su costo asciende a 1,103.63 pesos. [...]


Así, con base en el salario mínimo mensual, el costo de estos productos pasó de representar el 50.8% de un salario mínimo de un trabajador, en enero de 2006, al 73% para la primera quincena del mes de diciembre del presente año. [...]


Esto quiere decir que mientras que en enero de 2006, un obrero requería de 15.24 días de trabajo (jornada laboral de 8 horas) percibiendo un salario mínimo, para adquirir 42 productos de la canasta básica, para la primera quincena del mes de diciembre del presente año requiere de 22 días de trabajo, para adquirir la misma canasta de productos. [...]


Lo anterior significa que en la actualidad un obrero que percibe el salario mínimo tiene que destinar casi 22 días de trabajo para poder obtener una canasta de 42 productos básicos, por lo que con lo que le resta (8 días de trabajo) tiene que hacer frente a los costos de transporte, vestido y vivienda, lo cual resulta prácticamente imposible, ya que el incremento del salario mínimo en 2007 fue de sólo 3.9%.

lunes, 3 de diciembre de 2007

La prensa mexicana y el resultado del Referéndum Venezolano

Presento algunos titulares de la prensa nacional sobre los resultados del referéndum en Venezuela (2-dic-07), las fotografías y los encabezados nos dan una idea de lo que los lectores encontraran en las páginas de los diarios sobre este suceso tan importante de la vida democrática latinoamericana.
Hablo de vida democrática y lo aclaro para aquellos que confunden la democracia participativa con la democracia electoral; para los griegos una de las formas de participación democrática era el referéndum, pero en México estamos aun muy lejos de este tipo de democracia y de la electoral, sin comentarios…