lunes, 13 de septiembre de 2010

El bicentenario de México en Venezuela

México ¿Independencia y Revolución?*

México junto con Perú albergaban antes de la llegada de los españoles los dos imperios más grandes del continente Americano. Por cuestiones de la temática que hoy se celebra, lo mismo que por mi nacionalidad me veo obligado a hablar exclusivamente del proceso mexicano.

A su llegada al territorio americano los españoles se encontraron con un mundo desconocido y por ello difícil de nombrar, a partir de entonces la vida de los habitantes de estas tierras cambió, la lengua náhuatl cedió paso por medio de las violencia a lo que hoy día en el resto del continente se llama de manera genérica Español, ignorando con esto la multiplicidad de voces de España. Sin embargo queda mucho de ese antiguo meshico en nuestra geografía, baste con nombrar una serie de lugares de suma relevancia para el país y la ciudad para confirmarlo, allá sigue Xochimilco, Acapulco, Coyoacán entre otros.

México por cierto con aunque suene con “j” se escribe con “x” con ello recuperamos algo de la antigua lengua dominante en el centro del país, el náhuatl, a la vez que aceptamos que fue callada por la violencia. Resulta que a los españoles les era difícil pronunciar el “sh” y lo cambiaron por la “j”, por ello en mapas antiguos de México aun se puede observar su escritura con esa letra.

Ellos, los otros, no sabían nada de ese lugar llamado el ombligo de la luna, ni de uno de sus últimos emperadores nombrado águila que cae.

Así es que nace ese México que suena con “jota” y se escribe con “equis” nación parida por el (des)encuentro de dos civilizaciones que significan proyectos distintos, dos modelos culturales que hasta la fecha no se pueden conciliar.

En este sentido hablar sobre el inicio de la guerra de independencia en México atraviesa necesariamente por una reflexión en torno al ser mestizo en estas tierras. ¿Qué hay en nosotros de indígenas y de europeos? Es una cuestión que pasa las fronteras de la genética y toca suelo en la cultura en lo ya mencionado, son dos proyectos civilizatorios distintos. Hoy más que intentar dar una respuesta a esta cuestión presento otra pregunta ¿Hoy día México es independiente? Hablar de independencia en aquella circunstancia se entendía como dejar de ser colonia de España, por lo menos eso se enseña en la escuela. Pero ¿Es lo mismo Independencia que Descolonización?

Podríamos hacer una separación útil y entender la dependencia en relación a cuestiones económicas y la colonización a los aspectos culturales. Observaríamos sin embargo que en ambos rubros México ha progresado poco en estos dos últimos siglos. La pregunta obligada entonces es ¿qué celebramos y quién lo celebra? Hacer una reflexión desde mi posición de estudiante universitario, más que vanidoso sería mostrar la voz de un solo sector, por ello reproduzco las repuestas de varios actores indígenas tomadas del suplemento Ojarasca del periódico La Jornada[1].

Dice Margarita García Durán, mazahua, ex presa política: Los pueblos indios no tenemos nada que festejar porque siempre somos los discriminados, los marginados, los olvidados de este país. No se puede festejar nada cuando sabemos que hay millones de personas que no tienen salud, educación, justicia, así no tenemos nada que festejar. En dado caso una conmemoración de las personas que dieron la vida por dejarnos bien, pero los malos gobiernos cada día nos quitan lo que nos dejaron y al final de cuentas estamos de mal en peor.

Dice Santos de la Cruz Carrillo, wixárika, comisariado agrario de Bancos de San Hipólitco, Durango. Los pueblos indios de México estamos en una situación de exterminio y amenaza, por lo tanto no podemos celebrar algo que no se ha resuelto.

Dice Salvador Campanur Sánchez, purhépecha de Cherán, Michoacán. Los que están celebrando ahorita el bicentenario y el centenario son la gente de arriba porque han mutilado nuestra Constitución de 1917. La gente de arriba, de los dineros, la gente que oprime y explota, la gente que hace más pobre a la gente de abajo, ésa es la que quiere celebrar el bicentenario. Son ellos los que han mutilado a nuestra Constitución, por lo tanto se están robado la Revolución, la quieren privatizar.
Nosotros, la gente de abajo, de izquierda y anticapitalista nada tenemos que celebrar con ellos. Nosotros lo celebraremos a nuestro modo con las autonomías y con la libre determinación.

Somos un país sumamente dependiente en materia energética, económica y alimenticia. Además de que somos una nación que reproduce el colonialismo cultural e interno.

Dice Emanuel Flores, ñahñu de San Pedro Atlapulco, Estado de México. Estamos peor que hace 100 y 200 años. Seguimos siendo oprimidos y perseguidos. Están acabando con nuestra cultura, con nuestro territorio y con nuestras formas de organización y hasta con nuestro pensamiento. Entonces no tenemos nada que celebrar y al contrario, tenemos que preocuparnos por recuperar toda la historia de nuestros pueblos.

Los festejos son una mercadotecnia para el gobierno. Están despilfarrando dinero y dando trabajo a empresas transnacionales. Los pueblos indios siempre somos los que nos rajamos en todo, y otros se alzan diciendo que el centenario y que el bicentenario, y a nosotros nunca nos agradecen lo que luchamos. Se derramó sangre de nuestros abuelos, padres, hermanos y no nos toman en cuenta, al contrario, sólo nos quieren exterminar.

Rocío Moreno, coca de Mezcala, Jalisco. ¿Qué tenemos que celebrar? Nosotros creemos, sobre todo por el pueblo donde estamos, que nada y menos de la manera en que lo están haciendo. En la comunidad de Mezcala tenemos una de las resistencias más dignas de los movimientos indígenas, y los gobiernos federal y estatal la han querido tomar como bandera del festejo, cuando ni es de ellos la fiesta ni son los invitados. Ellos están entrando con ese pretexto a la comunidad, pisoteando los derechos históricos y queriendo privatizar el territorio, lo que nosotros conocemos como el corazón del pueblo, que es la isla de Mezcala.

¿Robo de historias, robo de glorias? Nuevamente dos proyectos, además las respuestas contundentes, a doscientos años de comenzada la guerra por la independencia nacional, no hay nada que festejar. Aun somos un país dependiente económica y culturalmente.

Dos proyectos civilizatorios: Independencia y ¿descolonización?

Está clara la diferencia de proyectos civilizatorios entre los aztecas y los españoles. ¿Pero cuál era el objetivo del proyecto civilizatorio iniciado hace doscientos años? según el propio Miguel Hidalgo sólo la lucha por la “independencia” mejor dicho el desprendimiento de la autoridad peninsular, esto es de los llegados de España y buscar un gobierno hecho por los nacidos en el nuevo continente, sin modificar las estructuras de poder. Fue la independencia entonces una lucha de españoles contra españoles, donde los indígenas sólo fueron actores de guerra, carne de callón, enviados al olvido una vez que la lucha armada terminó. En esta guerra de independencia no había un proyecto civilizatorio distinto, sólo un cambio de mandato. Se liberó el territorio, pero no se descolonizó a sus habitantes.

“El puñado de beneficiados por el cambio de régimen que se dio en 1821 estaba constituido por criollos, quienes gobernaron en gran medida con las mismas estructuras virreinales, aprovechando para ellos muchos privilegios, pero prevaleciendo para la mayoría de la población lastimosas condiciones económicas y prácticas discriminadoras heredadas del período colonial.”[2]

Así llegamos a 1910

“La masacre de Tomóchic, perpetrada contra los rarámuris; la represión a la prensa antiporfirista que envió a la cárcel y al exilio a muchos periodistas, como los Flores Magón; la huelga de Cananea y la rebelión de Río Blanco, que costaron la vida a cientos de trabajadores por reclamar condiciones laborales más humanas; la negación de los derechos políticos a la población que se atrevía a enfrentar al régimen dictatorial de Porfirio Díaz con su sistema de privilegiados y oprimidos, que incluso permitía la esclavitud, fueron haciendo que, al llegar 1910, el país fuese ya una caldera a punto de explotar.” [3] (ibídem)

¿No faltó inteligencia y sensibilidad social a aquel gobierno y a las elites que protegía para evitar lo que ya se vislumbraba?

Tanta sensibilidad falta a los hombres del gobierno en México que a 30 años de la expropiación petrolera se realizaron intentos con resultados ocultos pero positivos, por privatizar nuevamente el petróleo mexicano.

Tan ignorantes o confiados son que despiden a 40 mil trabajadores sin observar que en otras latitudes del continente como es Argentina y Brasil uno de los movimientos sociales más importantes ha sido formado por desocupados, por los llamados sin, sea sin tierra, sin educación, sin trabajo.

Algunas cifras actuales

De acuerdo con el artículo de Ricardo Gómez publicado por El Universal el 27 de septiembre de 2007, en ese año México contaba con 106 millones de habitantes, 44.7 de los cuales vivían en situación de pobreza y 14.4 enfrentaba la pobreza más lacerante: la pobreza alimentaria. Dos años después, según La Jornada del 10 de julio de 2009, la población total había aumentado a 107.6 millones, y con información de Notimex publicada en El Economista el 19 de julio del mismo año, vemos que en ese tiempo México tenía 51.0 millones en la pobreza, y 19.6 en la pobreza alimentaria.

Poco menos de la mitad de los mexicanos no pueden satisfacer adecuadamente una o varias de las necesidades básicas para vivir con dignidad: alimento, agua potable, trabajo, habitación, atención médica, educación y acceso al esparcimiento. (ibídem)

En contraste “según información de la revista Forbes, aparecida en el portal de internet www.forbes.com, en 2010, nueve mexicanos posean fortunas de más de mil millones de dólares, y uno de ellos ocupe el primer lugar de la lista de los más ricos del mundo.” (ibídem)

¿2010?

México en este sentido es un país de contradicciones como lo fue en 1810 y en 1910, es nuevamente un caldo de cultivo que de alguna forma, quizá no masiva como en las fechas anteriores, pero que va a dar sus frutos, allí está el EZLN desde 1994, los campesinos de Atenco, la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca y otras tantas organizaciones que sí se están planteando el tema de hacer política distinta, de que otro mundo es posible, vía un proyecto cultural de inclusión y que permita terminar con las desigualdades, las injusticias y las carencias que ha sufrido la mayor parte de la población mexicana desde hace más de 200 años.

Con esto termino y cedo la palabra a mis compañeros.

*Texto comentado durante la presentación del evento.



[1] Testimonios tomados del artículo ¿Qué tenemos que celebrar? Aparecido en el suplemento Ojarasca de La Jornada el día 11-08-2010. Disponible en: http://www.jornada.unam.mx/2010/09/11/oja161-quetenemos.html

[2] En ¿Hay algo que celebrar el 2010? De Jorge Herrera Velasco, publicado en La Jornada semanal. Domingo 12 de septiembre de 2010 Num: 810. Disponible en: http://www.jornada.unam.mx/2010/09/12/sem-jorge.html

[3] Hoy día lo es otro tanto, con los movimientos sociales existentes y que se gestan, está desde hace más de 15 años en EZLN en Chiapas, desde hace 4 la APPO en Oaxaca, el EPR y sus desparecidos políticos en varios lugares del estado de Guerrero y el Bajío del país, el movimiento de Atenco en el Estado de México. y más recientemente los mineros de Cananea, los electricistas del centro del país, el movimiento postfraude electoral. Y todas aquellas personas que viven en la pobreza y la marginalidad desde que nacieron.