viernes, 8 de junio de 2012

Acerca de las elecciones venideras, reflexiones sobre democracia, medios de comunicación y redes sociales

Resulta un tanto difícil guardar silencio ante los acontecimientos político-electorales de estos días, principalmente pensando en el la importancia que esta elección tiene para el país, pero sobre todo por la estrategia que se está utilizando desde los medios de comunicación y algunas casas encuestadoras para generar consenso entre la sociedad, principalmente en torno a dos temas: es eminente el regreso del régimen corrupto y represor del PRI y dos, no a la alternancia democrática fuera de la derecha o si fuera el caso, fuera del neoliberalismo. 

Consenso, medios de comunicación y encuestas
Desde hace años los medios de comunicación se han alzado como los constructores de la mal llamada opinión pública, esa matriz de pensamiento que no es más que el reflejo de los intereses de la clase dominante, de los grupos en el poder y que por diversos medios hacen pasar como perteneciente al resto de la sociedad. Resulta por demás necesario salir de los canales de análisis del pensamiento liberal para comprender lo que acontece en nuestro país, ya que este pregona la libertad como su principal valor pero no lo ejerce, conjuntamente de que castiga el disenso. Ser distinto no está bien visto por la sociedad y en ese algo distinto han cabido diferentes denominaciones, desde verse en apariencia diferente, tener una orientación distinta al de la media hasta llegar al grado actual, en donde pensar diferente no es aprobado, en resumidas cuentas ser de izquierda no está de moda.   

Así los instrumentos para crear consenso entre las sociedades nos indican parámetros de acción, lo que está permitido o no dentro de un sistema, las formas de represión para dichas expresiones son variadas van, como ya se mencionó, desde una mirada de desaprobación, lo que se convierte en rechazo social, hasta un sanción administrativa y judicial. El espectro de acción del consenso es amplio y contempla varias posibilidades. Con lo anterior estamos hablando si se quiere así interpretar de un consenso comportamental, pero el que nos interesa, y paso previo a este, es el acuerdo intelectual. Éste no entendido como el quehacer de ciertos pensadores “iluminados”, sino como actividad propia de cada ser humano para crearse una idea de su contexto y realidad. 

Aquí la corriente liberal dirá que todos somos libres de pensar lo que se nos venga en gana, que la gran mayoría de las sociedades y las constituciones que las respaldan, no sólo respeta, sino que hasta en algunos casos promueven la libertad de pensamiento y credo, a nadie se le puede imponer una forma de pensar, ese fue uno de sus principales ataques al socialismo del siglo pasado, la imposición de una única forma de pensar.
Entonces ¿cómo nos atrevemos a decir que en el reino de la libertad, las libertades están coartadas? Entran aquí los instrumentos de consolidación de consenso, que siguiendo a Gramsci son múltiples y variados; van desde los extremos violentos como el ejército y la política, pero atraviesan varios puntos inimaginables o inaceptables para el grupo en el poder, por ejemplo la educación, las ya mencionadas leyes que sustentan un sistema y hasta los patrimonios nacionales como museos y arquitectura. 

Cómo ver eso en la hasta hace poco plácida y tranquila elección presidencial en México, primero la descalificación constante a la izquierda en todos los medios, en el espectro radio eléctrico nacional son contadas las emisiones y publicaciones que se salen de la línea política, por el contrario podemos observar que es casi un requisito para acceder a un canal de televisión o poner en circulación un diario, el estar alineado con el sistema, los ejemplos más visibles son Cadena tres o el periódico dirigido por el chileno Pablo Hiriart, La Razón.
Hasta hace poco no había medios realmente independientes, medios que no le hagan el juego al sistema en turno o al partido de su predilección, propensión en la cual lo ideológico es lo de menos, claro debe haber coherencia, pero lo que interesa es el intercambio de favores y dinero. 

A la insipiente educación que se oferta en el país, la cual es poco crítica, se le suman los medios de comunicación, tenemos entonces dos de los tres principales medios de socialización del sistema político funcionando en favor de las clases dominantes.
Para rematar con el consenso, en especial en esta época han surgido las encuestas, esos instrumentos que miden la deformada opinión pública y la intención de voto. Estos instrumentos se suman, porque si bien al ciudadano se le mantiene en un estado de adormecimiento, por medio de una educación de mala calidad, que no sólo no invita a pensar sino que oculta deliberadamente contenidos, y por medio de los medios de in-formación, la ingenuidad no es tan grande como para no ver que existen contradicciones en el seno de la sociedad; personas que se benefician de los recursos del país, que existen personas y empresas que no pagan impuestos, que la clase política tiene salarios que nunca bajan de los cien mil pesos al mes, cuando el insultante salario mínimo sube dos pesos por año. La gente como se suele decir, no se la cala. Entonces entran otros medios de creación de consenso, en este caso las encuestas ¿pero qué tienen las encuestas que no tengan los sesudos (sic) comentaristas de los medios de in-formación? Lo que tienen es que están más cercanas al campo de la certeza, al campo de la ciencia, en última instancia al campo de la verdad (sic). Así la idea que venden los propios esquiroles de la radio, la prensa y la televisión –y claro no todos, porque existen algunos que sí se consideran poseedores de la verdad- es, a mí me puedes impugnar, porque en última instancia es la opinión que tengo y externo como periodista, pero cómo le refutas a la estadística, esa disciplina que desconoces y no entiendes. 

Los instrumentos de consenso deben especializarse cada vez más, si en algún momento el orden inamovible de las cosas lo dio la religión, después los medios de comunicación y las leyes que son favorables a un sistema, ahora y desde hace tiempo cierta parcela de la ciencia social cumple dicha función, crear certeza, crear consenso. 

Disenso, las redes sociales
Si algo ha caracterizado esta campaña es el contrapeso que han hecho dos actores que caminan de la mano, las redes sociales y los llamados jóvenes del movimiento #Yo soy 132, digo llamados jóvenes porque una vez que salieron a la palestra denunciado el favoritismo de las televisoras hacia el candidato del PRI, se ha sumado a este movimiento un amplio espectro de la sociedad, como lo deja ver en efecto las fotografías que aparecen en Facebook y otros sitios de internet, donde madres y padres de universitarios, adultos mayores, herreros, periodistas y un sinfín de personas en México y el extranjero se han sumado a este movimiento que en efecto ha visto que no se trata de desenmascarar al personal en turno, sino de ir al fondo de las cosas, en este caso los medios que privilegian candidatos, ocultan corruptelas, apagan conciencia, crean consenso, realizan juicios para los actores sociales y políticos.

Las redes sociales se han mostrado en este sentido como un contrapeso a los medios de in-formación, mostrando de manera abierta y sin censura las relaciones existentes entre partidos políticos y grupos de poder. Estamos frente a una “casi verdadera opinión pública” y no lo es del todo por el sector reducido que participa en ella. El acceso a internet en México es de unos 40 millones de usuarios, lo que representa apenas la cuarta parte de la población nacional. Además de que quienes tienen acceso a ella comparten ciertas condiciones socio-cultural-económicas.

Pero si algo debe resaltarse de este ejercicio es el ingenio con el cual se han mostrado los lazos de complicidad entre los diversos grupos de poder del país, se alteran propagandas oficiales de los distintos partidos políticos, en especial del PRI, para darle un doble y quizá verdadero sentido al mensaje. Se han armado también comparaciones entre los candidatos y sus “amistades” y colaboradores, siendo una de las más impactantes aquellas que muestran los proyectos educativos, comparando al ex rector de la UNAM con la lideresa vitalicia del SNTE. 

            “Ahora las noticias las damos nosotros” 
Las redes sociales y el movimiento estudiantil se han alzado con la bandera de la información, se han mostrado, como lo ostenta una pancarta como agentes de la información, creando disenso con la hasta hace poco incuestionable información oficial, la cual manipulaba imágenes y encabezados a su antojo, como quedó de manifiesto el día en que el candidato Enrique Peña Nieto visitó la Universidad Iberoamericana y salió abucheado por sus estudiantes. Al día siguiente, en una muestra de descaro los medios calificaron como un éxito la visita del priísta a la universidad de orientación jesuita y no obstante lo anterior descalificaron a los manifestante argumentando que eran –la clásica- porros y acarreados.
Con lo cual se deja entrever que si se materializa el triunfo del candidato del PRI se avecina una ola de lo que desde la psicología social latinoamericana ha sido llamado un régimen de “mentira institucionalizada” donde toda versión alterna a la oficial es descalificada, censurada y en última instancia perseguida y repreimida, por atentar contra el orden establecido.
Otro aspecto relevante de las redes sociales, muy a pesar de que estén infiltradas por bots; personas que se dedican a postear o tuittear como usuarios comunes, cuando en realidad o están pagados por un partido o candidato o son simplemente son cuentas fantasmas, automatizadas que emiten comentarios a favor o en contra de determinado candidato. Pese a esto las personas reales que están(mos) detrás de ese mundo virtual, nutren las redes de información en tiempo real, haciendo uso de diversas fuentes, lo que convierte a los espacios como Facebook y Twitter no sólo en grandes contenedores de información, sino en espacios de debate. Existe entonces en estos medios, comunicación y no sólo emisores y receptores.
Son entonces las redes sociales las que dan la información, porque por muchos esfuerzos que hagan los portales de los periódicos en su versión en línea, aquí la información se actualiza segundo a segundo, además de que convergen diversas corrientes de opinión. Están las notas que se postean de otras páginas, pero también los comentarios que los usuarios –aquí sí usuarios- emiten sobre esas notas u otros acontecimientos. 

La alternancia en “democracia” 
México nunca ha gozado de una democracia sana, sin entrar en discusiones acerca de lo que debe ser este sistema de gobierno, se puede afirma que los mexicanos no la conocemos. Primero por las décadas de autoritarismo y represión que se vivieron bajo los regímenes del partido que ahora intenta regresar, modelo de democracia cuando en América latina se vivían tiempos de dictadura, tan así que ha sido llamada dictablanda, pues si bien los militares no estaban al frente del gobierno, las libertades estaban totalmente coartadas y casi como ahora sólo existía una versión (oficial) de los hechos, los disidentes eran perseguidos, desaparecidos y asesinados. A eso se le llamaba democracia, hasta que la palabra se desgastó, vino una crisis del sistema de representación, el cual no podía soportar más muertos votantes, más carros completos o ratones locos, todas frases para referirse a las múltiples maneras de hacer fraude electoral y mantener al régimen priísta en el gobierno. Cuando estas formas no fueron suficientes, quema y desaparición de urnas, se recurrió a otra forma fraudulenta, la caída del sistema; en 1988 se le cerró el paso a la izquierda en México. Desde entonces se ha venido conformado un sistema bipartidista que simula la alternancia, lo hizo en el 2000 y pretende hacerlo ahora en 2012, en este alternancia simulada no hay especio nuevamente para el disenso, la democracia que se ha construido y se avala en todo el mundo occidental es así, no hay espacio para una alternancia real, lo que significa un cambio de modelo económico y político, eso para ellos no es democracia, democracia es escoger siempre dentro del abanico de la estabilidad política, democrático no es alegarse del sistema que favorece a las élites y empobrece al resto de la sociedad. Para ellos democracia no es votar por la izquierda.