viernes, 21 de octubre de 2011

Jorge Altamira para Telesur

El candidato presidencial argentino por el Frente de Izquierda, Jorge Altamira, exponiendo brevemente la perspectiva del Frente en las elecciones y su visión sobre la supuesta integración latinoamericana, a la que describe como muy limitada y dentro de la dinámica capitalista.

Altamira, líder histórico del Partido Obrero argentino, señala que la verdadera integración latinoamericana será socialista y dirigida por los trabajadores y campesinos de la región.


viernes, 23 de septiembre de 2011

¿Al que le toca le toca? O ya estamos hasta la madre!!!

Hace un par de días apareció la noticia en los diarios nacionales de que un niño de ocho meses encontró la muerte por una bala perdida en Nuevo Ladero, Tamaulipas.

Supongo que no podría estar en mejor lugar, ya que con esa edad estaría en los brazos de su madre, pero no fue así. Un proyectil disparado desde un punto desconocido y comprado en los Estados Unidos acabó con su breve vida.

sábado, 20 de agosto de 2011

Un mal sueño… una pesadilla

Hace unos quince días se hizo famoso el caso de otro poeta en México (Efraín Bartolomé), por supuesto no por su quehacer literario, sino porque las supuestas autoridades de justicita estatal (del Estado de México, de cuyo gobernador no quiero acordarme) irrumpieron de forma violenta en su hogar en busca del líder de la organización criminal “la mano con ojos”.

Hombre ligado a las letras y a ciertos medios de comunicación, pudo sacar a la luz pública su caso, mismo que se aprovechó por otros ciudadanos, no poetas, ni vinculados a las letras, ni a los medios de comunicación, para denunciar irregularidades por el estilo.

Así las noches en este país se están convirtiendo en pesadillas.

Mientras tanto en el Senado de la República se discute la ley de seguridad pública, aquella que intenta justificar lo que en los hechos ya ocurre: irrupciones violentas en domicilios de inocentes, robos durante los operativos sin orden de allanamiento ni de detención.

A eso llaman justicia, porque es la única forma en el que estado sabe hacerlo, con violencia y violaciones a los derechos humanos, a la tranquilidad de la gente.

De esta manera el miedo va entrando en la conciencia de la población de poco a poco, si antes la calle era segura y ahora ya no lo es, los domicilios comienza a dejar de serlo, aquel lugar privado por excelencia es invadido por el estado y sus supuestos grupos policiales y militares, que se aferran a negar que esto es un guerra, pero lo es, es un enfrentamiento contra la ciudadanía, la cual está urgida de organización social, de comunicación, de medios alternativos y comunitarios que hablen de los casos no reportados por lo grandes monopolios o de aquellos abusos que no ven la luz por no tener el contacto con los medios.

“Tras fuerte golpe a la puerta, la casa se llenó de hombres armados”

viernes, 19 de agosto de 2011

Narcotráfico y psicosis

Como espectadores – por fortuna lejanos, quizá no por mucho tiempo – de esta lucha contra el narcotráfico los ciudadanos de ciertos centros urbanos de México comenzamos a vivir una especia de psicosis proveniente de la sensación que al respecto generan en nosotros los medios de comunicación. Es noticia diaria el levantón de personas en Chihuahua, la ejecución de más de una decena en Durango, descabezados en Tamaulipas y el incremento de cuarenta a cincuenta mil muertos en cinco años de gobierno de Felipe Calderón.

Los monopolios televisivos aunque se aferren a su formato de basura televisiva, donde se muestra en horario estelar a payasos, nalgonas, chichonas y gente común y corriente que acude a la televisión por un pedazo de fama en el malestar insomne por alcanzar un sentido de vida y salir de la miseria en la que vive. Aun así la realidad, como siempre, está allí afuera, aunque para ciertos sectores de la población sea cada vez más difícil verla porque el miedo los mantiene en su casa, porque si no son sicarios, son militares o policías federales, que son lo mismo, quienes acosan sus poblaciones. Quedando entre el fuego cruzado miles de ciudadanos de diversa índoles, desde los comuneros de Cherán, pasando por los sectores marginales de las ciudades fronterizas, hasta llegar a las montañas de Chihuahua donde importantes grupos de tarahumaras se suman a los 120 mil desplazados de esta guerra que no quiere ser llamada por su nombre ni criticada en su estrategia.

Por ello el sentimiento de confusión y zozobra, porque no se alcanza a ver el fin, ni a comprender el principio de esta problemática: intereses personales, fortalecer a un cártel, negocios relacionados a la venta de armas, lavado de dinero en los más grandes e importantes bancos del mundo.

Las bolsas se desploman y roban los recursos naturales

Quienes se organizan para defender los recursos naturales son reprimidos primero en silencio por el estado paralelo dibujado en el crimen organizado, para después ser sofocados por el estado en su ya compartida tarea de monopolio de la violencia, dando así paso a las grandes mineras, petroleras, hidráulicas y banqueros a que hagan su trabajo en país de tranquilidad financiera.

Qué ingenuos hemos sido, si la mano del mercado y del imperio siempre ha estado allí dirigiéndolo todo. Construyendo al maniquí en turno, quien intenta hacernos creer que el problema es externo y hasta alza la voz para exigir (sic) que se pare el flujo de armas hacia el país. Y el vecino del norte que sabe construir dictadores y encontrarlos escondidos en coladeras o en la plácida comodidad de su casa, sabe a quién congelarle sus cuentas bancarias para hacerle una guerra más placentera y a quien dejarlas intactas para que la simulación de guerra continúe, dejando a su paso daños colaterales, sean cincuenta mil muertos o millones de dólares.

lunes, 1 de agosto de 2011

El movimiento por la paz en México. Sus propuestas y sus formas

Existen por lo menos tres cambios fundamentales en México desde que Calderón se hizo con la presidencia en 2006. Primero, el número de pobres ha aumentado de manera drástica, segundo el narco y sus agentes se han salido de control generado más de cuarenta mil muertos en cinco años y tercero, producto de esta mala administración y mal gobierno, los llamados movimientos sociales, ciudadanos y de resistencia han proliferado y han obtenido resultados, aunque la estrategia sea equivocada en algunos casos.

Sobre el círculo vicioso conformado por la ambiciosa y codiciosa administración federal, el aumento de la pobreza extrema y el engordamiento de las filas de la delincuencia organizada, baste ese minúsculo comentario, ya que en esta ocasión me gustaría abordar el tema del Movimiento por la Paz encabezado porelpoeta Javier Sicilia.

Los esfuerzos que ha hecho elpoetayperiodista son ingentes y su importancia no se puede negar, la principal, poner sobrelamesa dediscusión la muerte de inocentes en el la luchacontraelnarco. Sumado a esto está el esfuerzo por articular las resistencias a lo largo y ancho del país y el intento por humanizar a las víctimas, reconociendo que en efecto no son ni daños colaterales, ni cifras para el recuerdo, sino personas con historias, con familias y sin vínculos con el narcotráfico. Como si esto último fuera garante o apología –como lo usa el gobierno federal- para justificar muertes.

Me interesa en este momento realizar un ligero acercamiento al contenido de algunas de las demandas y las formas en que las ha realizado el movimiento encabezado porelpoeta Javier Sicilia.

Los seis puntos planteados por el movimiento se dieron a conocer en este medio hace algún tiempo, sin que fueran objeto de reflexión, sino solamente como mera información, sin embargo existen varios de ello que merecen ser leídos con atención, sobre todo aquellos en los cuales se ha avanzado un poco.

1. Exigimos verdad y justicia: -dice el primer punto- el senado ha rechazado esta posibilidad, mientras que los diferentes dirigentes partidistas arguyen que esta es una facultad de la Comisión Nacional de Derechos Humanos. Primero debe existir una comisión de la verdad que esclarezca todas las muertes de nacionales y personas que se encontraban de paso y que por negarse a ser explotadas o a participar como sicarios en esta guerra han sido privados de la vida. Segundo confiar en que la CNDH hará esta tarea sería demasiado ingenuo y equivaldría a creer que la gente pobre y ultrajada de este país muere de gastritis, como pretendió hacer creer dicha comisión hace algunos años ante la violación multitudinaria que realizaron militares a una anciana.

2. Se exige combatir la corrupción, pero se sientanaldiálogo, con personas putrefactas de corrupción, como son todos los dirigentes de los partidos políticos y se acerca el movimiento de manera ingenua a platear sus demandas de no militarización del país y alto al fuego, con dos personajes que tienen metidas las manos hasta lo más profundo en las redes del narco tráfico: elseñorpresidente y el Procurador General de la República, Genaro García Luna. Quienes una vez terminada la primera reunión con el movimiento, no hacen más que defender su estrategia militaristas y taparse las espaldas. Haciendo retroceder al movimiento en una de sus demandas realmente populares, la destitución – que se pidió a coro en el zócalo de la ciudad de México - del procurador (sic) de justicia nacional.

3. Esto da paso al siguiente punto, democracia participativa, mejor democracia representativa y democratización en los medios de comunicación, es lo que reclama el movimiento, sin embargo, apoyan la reelección inmediata de presidentes municipales y legisladores, como si no fuera suficiente con el cacicazgo que aquellos establecen en poblados durante tres años y como si el sueldo y demás privilegios que los legisladores (sic) – que están trabajando empujados por la ciudadanía- no fueran humillantes para la población en general y de manera más sufridamente para los nuevos 13 millones de pobres del país. Aquí no estamos entendiendo lo mismo por democracia!!! Mientras que se pide la democratización de los medios, elpoetayperiodista no hace más que aparecer en entrevistas en Televisa y medios impresos afines, con excepciones claro está, pero privilegiando aquellos monopolios de la (des)información.

Este breve comentario no pretende ser exhaustivo, ya que el tema es amplio y complicado, así que baste una opinión gráfica final acerca de la forma en que elpoeta y el movimiento que lo acompaña ha intentado dar la lucha – perdón ellos no aceptan este tipo de calificativos porque los consideran violentos- por visibilizar a los muertos y la desmilitarización del país:


lunes, 27 de junio de 2011

Comunicado de Prensa La Voladora Radio

México, Distrito Federal, a 27 de junio de 2011.

A la sociedad mexicana.

A los medios de comunicación.

A quien corresponda.

Durante el noticiero «Primera Emisión con Carmen Aristegui» [MVS Radio], el señor Jaime Ramos, consejero de la Cámara Nacional de la Industria de Radio y Televisión (CIRT), realizó hoy diversas afirmaciones que consideramos parciales, falsas y dolosas contra las radios comunitarias y, en particular, contra La Voladora Radio 97.3 FM, de Amecameca, Estado de México.

Al criticar la inminente aprobación del Pleno del Consejo General del Instituto Federal Electoral (IFE) para que sea incorporada a su Reglamento la figura de «radios comunitarias», Ramos expuso que esa es atribución del Congreso, puesto que en la Ley Federal de Radio y Televisión solo existen las «concesionarias» y las «permisionarias».

De manera ambigua, sugirió también que las radios comunitarias son esencialmente «ilegales», ejemplificando con La Voladora, misma que, no obstante haber sido puesta «a operar de manera ilegal», recibió un permiso y ahora emite los spots del IFE «con una cortinilla que dice que lo hace… obligada por los partidos en los que no cree», no obstante lo cual, lamentó, no se le impone «ninguna multa» –situándose en un «régimen de excepción».

Al respecto, sostenemos que el señor Ramos:

1. Pasa por alto que en México el marco legal favorece y protege los monopolios mediáticos –a los cuales él representa–, conculcándose desde el poder del Estado los derechos de los ciudadanos a las libertades de información y expresión, y de acceso a los medios de comunicación.

2. Pretende obviar que este inequitativo estado de cosas obliga a todo grupo social a situarse fuera de la ley desde el momento en el que opta por crear un medio de comunicación electrónico comunitario, que privilegie el interés público y el bien común, fuera de la lógica lucrativa y monopólica amparada por una ley injusta y anacrónica. En suma, que a pesar de que el espectro radioeléctrico es un bien de la nación, la ley beneficia a un puñado de grupos oligopólicos, en detrimento de los derechos de la mayoría y criminalizando a las comunidades que crean sus radios.

3. Recurre a una falacia al sostener que las radios comunitarias son esencialmente «ilegales» y, en consecuencia, no merecen ser permisionarias; o, dicho de otro modo, que indebidamente se les premia con un permiso cuando debiera reprimírseles por surgir de manera «ilegal».

4. Parece ignorar que las comunidades excluidas por un sistema de medios inequitativo suelen generar sus propios mecanismos, recursos y medios comunicacionales –la radio incluida–, como un componente de reivindicación pacífica de sus derechos a la libertad de expresión, a la información y a la comunicación, y que éste es precisamente el origen de La Voladora Radio, fundada hace 10 años en el corazón de la zona mexiquense de los volcanes, por jóvenes de la comunidad.

5. Enfoca el debate en el aspecto económico cuando habla de «multas», aunque el debate es en realidad político y está relacionado con la conculcación de los derechos citados por parte de unas leyes y un Estado que amparan los monopolios.

Y en cuanto a los cintillos que decidimos colocar al principio y al final de los spots electorales del IFE para hacer saber a nuestra audiencia que programamos dichos spots por disposición oficial, contra nuestra voluntad como colectivo, sostenemos que indignan al señor Ramos y a los magnates de los medios concesionados que representa, porque muestran claramente que:

1. Si bien transmitimos los spots en cumplimiento de la ley, al mismo tiempo ejercemos nuestros derechos a la información y a la libre expresión, al definir con independencia y autonomía nuestra política editorial, precisando una legítima posición editorial al respecto.

2. De esta manera, ejercemos parcialmente nuestro derecho a la objeción de conciencia, al cuestionar una ley que nos parece injusta y contraria a nuestros principios de ética ciudadana –y no obstante acatamos, aunque hacemos pública nuestra inconformidad por tener que hacerlo.

En realidad, la CIRT, a través del beligerante señor Ramos, pretende utilizar una actitud de ética política elemental de La Voladora Radio para denostar a las radios comunitarias y ejercer presión contra cualquier posibilidad de que estas sean reconocidas por la ley y sometidas a un trato igualitario que les permita no solo sobrevivir dignamente, sino ser una opción competitiva frente a la lógica lucrativa de los medios industriales privados y al sometimiento de los medios gubernamentales que se dicen públicos.

Atentamente

Colectivo La Voladora Radio

Responsables:

Verónica Galicia Castro, directora ejecutiva de La Voladora 97.3 FM [04455 34838904, Amecameca, Estado de México]

Marco Lara Klahr, presidente de La Voladora Comunicación, AC [04455 17989006, DF]


jueves, 9 de junio de 2011

México, un Estado fallido o ¿las revoluciones contra las vanguardias?

COMENTARIO de anónimo:


Entonces, podríamos decir, que hablar de un Estado fallido supone una situación en la que el Estado no es capaz de mantener la hegemonía en tanto dominación/administración consentida de la vida. Una situación incluso en la que el supuesto “monopolio legítimo de la violencia”, podría ponerse en duda. ¿Esto sería entonces una coyuntura con posibilidades revolucionarias, en tanto catalizador de “descontento social”, o bien, sería terreno fértil para el terrorismo de Estado, la inmovilidad ciudadana, y un auge del conservadurismo? Estado fallido e ingobernabilidad bien pueden ser objetivos a alcanzar.


En un registro histórico, lo que me parece no hay que perder de vista, es el carácter oligárquico de las Repúblicas capitalistas latinoamericanas, así como su proyecto de nación-de-Estado. De ambos rasgos es que emerge su perfil como impulsoras de un proyecto identitario basado en la exclusión social, como Estados que, como señalaba Bolívar Echeverría, cumplen una “función ancilar para la reproducción capitalista global”, con una clase capitalista que no llega a generar capital productivo, y que no pasa de actuar como simple clase rentista y usurera, sobre-explotadora de la fuerza de trabajo.

TERMINACOMENTARIO

En cuanto a la primera cuestión, desde una voluntad profundamente crítica y una perspectiva transformadora, me parece que es evidente que el Estado mexicano ha fallado debido a su carácter capitalista, y en cuanto que un Estado distinto debería, además de tener el “monopolio legítimo de la violencia”, propiciar el desarrollo humano de su sociedad, su potencial productivo y, en última instancia, terminar con las clases sociales. Lo que encuentro problemático es que ese término, el de Estado fallido, más bien se utiliza en últimos tiempos como sinónimo de gobiernos fallidos o de estrategias gubernamentales fallidas. Y aún más, que se utiliza considerando que en alguna forma de Estado capitalista tendría que lograrse el bienestar humano.


En cambio, considerando que el Estado mexicano es justamente un Estado supeditado a los designios del imperio yanki -básicamente sin importar qué partido esté en el gobierno bajo la estructura actual de la posesión privada de la tierra, de los medios de comunicación y de producción, y muchos otros mecanismos de control como el TLC, el crédito financiero o incluso el militar-, la violencia debe considerarse como parte de la lógica que utiliza el imperio para beneficiarse y mantener la relación de dominación. En ese marco, la vida como valor en sí, no importa. Evidentemente, esto se reproduce también y probablemente de una manera más brutal, dentro del control político y económico que ejerce el Estado y los gobiernos mexicanos hacia el interior, hacia la población más vulnerable, que es la mayoría, las mujeres, los indígenas, los jóvenes, los niños, l@s trabajador@s. Actualmente, no veo ningún indicio de que el Estado mexicano esté perdiendo su hegemonía en la administración consentida de la vida -¿servidumbre voluntaria?- ni contra “el narcotráfico” ni mucho menos contra los ciudadanos. Y, si ha perdido el monopolio de la violencia, ha sido porque así lo ha planeado y así le conviene al mercado, por el momento.


Ahora bien, ante la pregunta: “¿Esto sería entonces una coyuntura con posibilidades revolucionarias, en tanto catalizador de 'descontento social', o bien, sería terreno fértil para el terrorismo de Estado, la inmovilidad ciudadana, y un auge del conservadurismo? Estado fallido e ingobernabilidad bien pueden ser objetivos a alcanzar”.


Pienso que sí, que es una posibilidad histórica. Aunque creo que el problema es doblemente monumental. Por un lado, porque la violencia -además de ser un mecanismo del capital para encarecer las drogas (en Colombia, un gramo de cocaína vale dos dólares, mientras que en Estados Unidos vale más de 100), favorecer el tráfico de armas, aumentar el lavado de dinero que va a parar a los bancos yankis y su sistema financiero-, es también una forma de terror y control social y político. Pero por otro lado, y creo que esto es más alarmante, no existe una voluntad revolucionaria real.


Ante las ideas imperantes en “las izquierdas actuales”, sobre las autonomías y actividades autogestivas, de la estetización de la política por los de abajo, la atomización del individuo como un valor moral y su reproducción en la atomización de los movimientos sociales, también considerada un preponderante valor cultural y político, y sobre todo la negación del asalto al poder, no hay una perspectiva revolucionaria que intente siquiera modificar las relaciones de producción de la vida material más allá del plano simbólico.


Probablemente, las formas actuales de organización y de conciencia desde abajo, es decir, desde los sectores populares, o incluso desde el individuo, propiciarán transformaciones culturales muy profundas o incluso políticas de gran envergadura. Y, como ya se ha visto, en movilizaciones masivas, podrán mover y tirar gobiernos -lo cual no es la regla sino la excepción. Pero hasta ahora, no han mostrado que puedan transformar las relaciones de producción de los bienes de manera esencial, y no sólo de manera aparente. Es decir, no han logrado instaurar en ningún lugar, un Estado socialista. Seguramente ni se lo proponen y esa es la gravedad del asunto.


Como generalmente se plantea este tema, mi argumentación puede parecer nostálgica o arcaica, incluso. El asunto es que la cuestión siempre se plantea en un marco teórico, filosófico y posmoderno, casi como si la lucha de clases fuera una discusión meramente ideológica y cultural, y no la expresión de una circunstancia material de dominación. Sin embargo, si llevamos la discusión al terreno material, concreto y contemporáneo, la perspectiva adquiere un estado de fatalidad.


La situación ecológica en el mundo -la depredación masiva de bosques y ecosistemas, la desaparición diaria de cientos de especies, la desertificación irreversible de innumerables hectáreas alrededor de todo el mundo, nuevas tecnologías que son más contaminantes pero que permiten seguir extrayendo recursos muy escasos, el desabasto de agua en muchas partes del mundo, el nuevo mercado de los bonos de carbono, la contaminación genética de decenas de especies ancestrales de cultivos, la tecnología geotérmica que se viene para modificar el clima en lugares específicos del globo terrestre, la contaminación marina-, esta alarmante situación, que ya golpea a los pueblos más pobres del planeta y cuyo elemento mediático más visible es el calentamiento global, parece indicar que a la humanidad no le queda mucho tiempo para experimentar sólo cambios culturales que podrían o no, transformar las formas en las que se producen las cosas.

Evidentemente el cambio cultural es una necesidad moral y una actitud ética ante la vida, y debiera ser un elemento imprescindible en un movimiento revolucionario, pero no es en sí una revolución, en el sentido de transformar la esencia de nuestros problemas como sociedad e incluso como individuos. Ser vegetariano, por ejemplo, es una actitud política, militante y ética ante un problema concreto, pero en nada transforma la forma en la que se produce la carne en el mercado capitalista.


La autogestión y la autonomía debieran ser también actitudes políticas necesarias pero no únicas, ni fines en sí. La organización masiva, la congregación de fuerzas, la unión política a través de un programa político socialista concreto, el asalto al poder, y la transformación de las formas del poder hegemónico en formas populares, horizontales, democráticas, participativas y no representativas, deberían ser los ingredientes indispensables de la revolución. Por el contrario, cada día es más dominante la postura de quienes piensan que el cambio viene desde el interior, que las formas de producción son lo de menos y lo fundamental es la estética en lo político, la cultura de la autonomía, la mera transformación de la conciencia. Uno podría preguntarse si esa dispersión de la voluntad revolucionaria, del deseo libertario, es un triunfo más de la hegemonía cultural del capitalismo que todo lo asimila y pervierte.


En verdad, debería ser una imperiosa necesidad rescatar a Marx para cualquier proyecto revolucionario: “El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social, política y espiritual en general. No es la conciencia del hombre [human@, quiso decir] la que determina su ser, sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia” (Prólogo a la Contribución de la Economía Política).






lunes, 6 de junio de 2011

¿México, un Estado fallido?

Las concepciones liberales han negado desde siempre el origen económico del Estado burgués y lo han enmascarado haciendo mención de factores políticos, filosóficos y/o culturales -en otras palabras: la necesidad natural o el contrato social. Solamente aceptando esta perspectiva podría uno plantearse si México de verdad es un Estado fallido, pues estaría cuestionándose si la política del Estado ha fracasado en lograr la unión de la sociedad mexicana o si la cultura hegemónica ha fracasado en la creación de un consciencia nacional aglutinadora en torno a un “espíritu nacional”.


Sin embargo, la teoría marxista ha demostrado claramente que el surgimiento de los Estados nacionales se debió a la transformación de los sistemas económicos y productivos primitivos en sistemas expoliadores de la tierra y la riqueza, transformando las relaciones productivas. El paso de economías de posesión comunitaria de la tierra, por el ejemplo, a la concentración de la tierra, la producción y el comercio, en manos de unos pocos significó la acumulación del capital, bajo la dinámica de intercambio dinero-mercancía-dinero, en contraposición a la anterior mercancía-dinero-mercancía. De esta manera, se generó una estructura económica que servía de fundamento y que era reafirmada y protegida por las leyes, la política, la filosofía; todo con el fin de mantener esa acumulación en manos de unos pocos y a costa de la mayoría, de la real fuerza productora de la riqueza material.


Así pues, analizando a través de estas ideas la realidad mexicana, pero sobre todo, considerando estados más avanzados de la putrefacción neoliberal, como Colombia y Chile, el caso mexicano no puede ser una falla del sistema capitalista. La crisis económica, política y moral en la sociedad mexicana no es ni causa ni evidencia de un Estado fallido. Al contrario, es precisamente la existencia de ese Estado lo que permite contener todas las contradicciones sociales y económicas que genera el sistema desigual del capitalismo neoliberal en últimas fechas, pero de hecho, cualquier cara del capitalismo.

La crisis, como dice Slavoj Zizek, no es un inconveniente del capitalismo. También Marx lo decía ya: la crisis es inherente al capitalismo, es parte de su funcionamiento, pues no es posible mantener niveles de producción en constante aumento si no hay ni demanda ni consumo que los justifiquen; así como tampoco puede haber acumulación del capital en eterno aumento si hay sobreproducción y por tanto no hay mercados suficientes que invadir.


Entonces, no es casual que ante la peor crisis económica, política y militar del mayor imperio que ha conocido la humanidad, el tráfico de armas, el aumento de los precios de las drogas para estimular el mercado financiero, el control policiaco-militar de la sociedad -que a su vez ha permitido la inmovilidad social, aprovechada por el Estado mexicano para avanzar en la privatización de los hidrocarburos y otros recursos naturales, la salud, la educación, la precarización del trabajo-; no es casual, decía, que todos estos agobiantes males se impongan para mantener vivo al imperio y a la clase económica parasitaria mexicana dominante -y a sus lacayos políticos en todo el espectro ideológico institucional (PRI, PAN, PRD y anexas).


Veamos si en la cultura ha fallado el Estado, considerando que éste es un aparato de dominación y no de emancipación dentro del sistema capitalista. Los mexicanos somos reacios a aceptar la pobreza de nuestra cultura. Esa pobreza, por otra parte, no tendría por qué extrañar. Siglos de sometimiento y violencia, décadas de juventudes perdidas, una cultura impuesta a fuego y hierro, y actualmente dominada por el duopolio televisivo y por la industria cultural del imperio yanki -que además opera en todos los rincones del mundo. Pero somos orgullosamente mexicanos. Así que desde esa perspectiva, el Estado mexicano tampoco ha fallado, al parecer. Aglutina con un discurso patriotero a un espectro tan grande como el EZLN, los guadalupanos y la selección oficial de futbol. Aun queriendo enaltecer lo que queda de la diversidad cultural en el territorio mexicano, se puede ver que esa diversidad cada vez más, es un reducto y no una regla.


Tal vez la distancia pueda servir para mirarnos con más sinceridad. Miremos a Colombia, por caso, que en más de cuatro décadas de brutal guerra gringa, cuenta ya a más de 250 mil desaparecidos. El Estado colombiano, incluso, reconoce una cifra de 50 mil. En ese periodo de experimentación neoliberal, más del 80 por ciento de su territorio ha sido declarado legalmente susceptible de exploración y explotación petrolera y minera. Entre una población de cerca de 46 millones, tres mil personas poseen 62 por ciento de la tierra, lo que equivale a 6 millones de hectáreas. En los últimos años, de 2002 a 2010, considerando solamente su producto interno bruto, el gasto militar ha sido de más de 12 mil millones de dólares; aumentando a un ritmo de más de 9 por ciento anual, y sin considerar la cuantiosa y escadalosa inversión yanki a través del Plan Colombia -incluyendo las últimas bases militares instaladas y con las cuales puede controlar, no sólo el espacio aéreo sudamericano hasta la Patagonia, sino que también puede llegar a Africa. Mientras tanto, el gasto en educación ha aumentado en menos de dos por ciento anual, siendo también de alrededor de 6 por ciento (como el militar, pero a éste hay que sumarle el apoyo norteamericano con lo cual la cifra podría ascender hasta los 100 mil millones de dólares); además un tercio de ese gasto en educación es del sector privado. De los líderes sindicales asesinados en el mundo anualmente, entre el 50 y 60 por ciento son colombianos.


En fin, los datos de la economía colombiana en cuanto a privatización de la educación y la salud, la expulsión de jóvenes a otros países, la producción de drogas, los escandalosos nexos de políticos -desde el más bajo nivel hasta el actual presidente y antiguo ministro de defensa, Juan Manuel Santos-, con el narcotráfico y los grupos paramilitares, la gran pobreza cultural de un amplio sector de su gente, el control mediático que obliga a la sociedad al silencio, la anulación violenta y sistemática de cualquier tipo de organización popular crítica; todo ello habla del paradigma neoliberal de sometimiento, de barbarie, y no de un Estado fallido. Y México está ya en marcha, en caída libre, hacia ese proyecto de nación y de Estado, desde hace algún tiempo.



Por un México en paz con justicia y dignidad

Ante la situación de emergencia, de guerra civil por la conformación del monopolio del narcotráfico que vive el país, se propone un Pacto de la sociedad civil que genere una exigencia a las autoridades.

1. Exigimos verdad y justicia.

A. Esclarecer e investigar los asesinatos, secuestros, desapariciones, trata de personas y demás delitos que agravian a la sociedad, procuración de justicia en que se procese a los autores intelectuales y materiales, las redes de complicidad y omisión de las autoridades responsables. Determinar la identidad de las víctimas.

B. Resolución pública de los casos emblemáticos de agravio, que presente a los autores, antes de 3 meses (familia Reyes, Guardería ABC, familia Le Baron, jóvenes Vila de Salvarcar, jóvenes de Temixco).

C. (Desde la sociedad civil) Rescatar la memoria de las víctimas, colocando placas con sus nombres en las plazas.

2. Exigimos poner fin a la estrategia guerra y asumir un enfoque de seguridad ciudadana.
A. Cambiar el enfoque militarista y asumir una estrategia de seguridad ciudadana con enfoque en los derechos humanos, que evite la participación del ejército en tareas policiales; avanzar en modelo de seguridad alternativo que recupere experiencias autogestivas y de participación ciudadana.

B.I Que los Congresos locales aprueben la reforma constitucional en derechos humanos y se cree el mecanismo de protección de periodistas y defensores de derechos humanos, antes de dos meses.

B.II Que no se aprueben leyes que conculquen los derechos humanos bajo el concepto de “seguridad nacional”. Que se aprueben Leyes consensadas con las organizaciones de derechos humanos y de la sociedad civil.

C. (Desde la sociedad civil) Organizar un “Encuentro Nacional” de las experiencias de seguridad pública autogestiva y comunitaria, que ya existen en el país, para generar alternativas de reconstrucción del tejido social.

3. Exigimos combatir la corrupción y la impunidad.

A. Autonomía al Ministerio Público y control ciudadano sobre las policías y los cuerpos de seguridad. Reforma al Poder Judicial, que se avance en los juicios orales y establezca sistemas más efectivos de control judicial.

La justicia no puede seguir al servicio de intereses y cálculos políticos. Ley para investigar y castigar a funcionarios públicos de los tres órdenes de gobierno en casos de corrupción.

B. Eliminar el fuero de legisladores y funcionarios de los tres órdenes de gobierno, antes de 6 meses.

4. Exigimos combatir la raíz económica y las ganancias del crimen

A. Combate al lavado de dinero y activos de los delincuentes mediante la creación de unidades autónomas de investigación patrimonial, en coordinación con la Unidad Federal de Inteligencia Financiera.

B. Presentación de un Informe a la Nación sobre los resultados de la investigación patrimonial y el lavado de dinero.

C. (Desde la sociedad civil) Denunciar los casos notorios de riqueza mal habida y lavado de dinero, así como de infiltración de recursos del crimen organizado en las campañas políticas y los negocios.

5. Exigimos la atención de emergencia a la juventud y acciones efectivas de recuperación del tejido social.

A. Política económica y social que genere oportunidades reales de educación, salud, cultura y empleo para jóvenes.

Recuperación del carácter público de la educación y romper el control corporativo que ejerce la cúpula del SNTE sobre la política educativa.

B. Programa especial de emergencia nacional para y de jóvenes para lograr más jóvenes en las secundarias, media superior y superior, con más escuelas y becas para estudiantes de escuelas públicas, así como recursos para proyectos realizados por los propios jóvenes.

6. Exigimos democracia participativa, mejor democracia representativa y democratización en los medios de comunicación.

A. Reconocimiento institucional de la consulta popular, las candidaturas independientes, la revocación de mandato, la contraloría social y las acciones colectivas. Romper el monopolio en telecomunicaciones.

BI. Aprobación de la reforma política constitucional que establece, la consulta popular, la iniciativa legislativa, las candidaturas independientes y la reelección inmediata de legisladores y alcaldes.

B.II Aprobar también la revocación del mandato y la reducción del financiamiento a los partidos políticos. Que la Ley de acciones colectivas no sea restrictiva y que se apruebe la Ley Federal Telecomunicaciones y Contenidos Audiovisuales propuesta por la sociedad civil y legisladores de varios partidos.

Para iniciar el camino

Estas propuestas son el inicio de un camino, no son su fin.

Proponemos dos momentos para lograr esto:

Un Pacto ciudadano entre los miembros de la sociedad civil,
y en un segundo momento, una serie de planteamientos y de mandatos, de exigencias a los gobernantes, a los líderes de los partidos políticos y a los factores de poder.

El 10 de junio nos reuniremos en Cd. Juárez para establecer el Pacto de la sociedad civil.

Se crearán Comisiones Civiles de Verificación y Sanción, para evaluar el cumplimiento de cada punto, y proponer las acciones de resistencia civil pacífica en caso de incumplimiento. Con el Pacto de la sociedad civil estableceremos un mandato ciudadano y exigiremos respuesta precisa a los titulares del Ejecutivo Federal y los Ejecutivos Estatales; a los presidentes nacionales de los partidos políticos y los coordinadores de las
fracciones en el Congreso de la Unión; a los representantes del Poder Judicial, así como de los sectores empresarial y financiero; a los sindicatos, las iglesias y las organizaciones sociales.

Hacemos además un llamado a nuestros compatriotas allá y al pueblo de los Estados Unidos de América para que exijan al gobierno y al Congreso de ese país que detengan el flujo de armas hacia México y el lavado de dinero.


EJÉRCITO ZAPATISTA DE LIBERACIÓN NACIONAL

MÉXICO.
Junio del 2011.
“El dolor nos recuerda
Que podemos ser buenos,
Que alguien mejor nos habita,
Que corre en noble sentido el río de las lágrimas.

Dolor llamamos al envés de la hoja de la risa,
A la tiniebla que queda al otro lado de la estrella
Que en tu frente tenía apacible nombre
Y orientaba nuestros pasos día a día.

Dolor es el combustible con que arde
La llama de recuerdos que ilumina
Una noche del olvido derrotado
Por el rayo de tu risa al revolar.

Dolor se llama el duelo
De vivir por tu memoria.”


Fragmento de “49 Globos”.
Juan Carlos Mijangos Noh.

Al: MOVIMIENTO CIUDADANO POR LA JUSTICIA 5 DE JUNIO, a los familiares de l@s niñ@s muertos y heridos en la Guardería ABC el 5 de junio del 2009, y a tod@s quienes se han solidarizado con su lucha.
Hermosillo, Sonora, México.


De: Subcomandante Insurgente Marcos.
Chiapas, México.


Les escribo a nombre de las mujeres, hombres, ancianos y niños del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, para saludarlos y manifestarles nuestro respeto y admiración por su digna lucha.

No es fácil sacar palabras del dolor, nosotros lo sabemos.

¿Y de la rabia?

¿Del saber que los malos gobiernos ignoran propositivamente los reclamos de justicia?

¿De ver cómo se manipula el calendario para simular justicia, y para calcular que la desmemoria cubrirá la muerte? Esa muerte absurda de los 49 pequeños y las decenas de heridos, infantes sin más culpa que haber nacido en un país donde el gobierno ha unido el nepotismo con la corrupción y la impunidad.

Poco o nada podemos agregar a lo que sus dignas palabras han señalado sobre lo que ocurrió: la desgracia llegando a quienes ni la esperaban ni la merecían; la irresponsabilidad que la propició; la complicidad de gobiernos, legisladores y jueces; la continua postergación de una investigación a fondo. Y los nombres y las imágenes de las niñas y los niños, las actividades y movilizaciones para honrarlos de la mejor manera, es decir, exigiendo castigo a los responsables, justicia para las víctimas y la adopción de medidas que impidan que la tragedia se vuelva a repetir.

Todo eso y más hemos aprendido de su página de internet (www.movimiento5dejunio.org), y del libro “Nosotros somos los culpables” de Diego Enrique Osorno, que arma el rompecabezas de la tragedia.

La muerte de una niña, de un niño, siempre es desproporcionada. Llega atropellando y destruyendo todo lo cercano. Pero cuando esa muerte es sembrada y cultivada por la negligencia y la irresponsabilidad de gobiernos que han convertido la ineptitud en negocio, algo muy profundo se sacude en el corazón colectivo que abajo hace andar la pesada rueda de la historia.

Entonces las preguntas crecen y se extienden: ¿por qué?, ¿quiénes son los responsables?, ¿qué se hace para que nunca más se repita esa tragedia?

Y ha sido el empeño de ustedes el que nos ha dado las respuestas. Porque de arriba sólo hemos visto desprecios, burlas, simulaciones y mentiras.

La mentira es siempre un ultraje, pero cuando desde el Poder se teje para esconder a familiares y amigos, es una villanía.

Allá arriba no se han arrepentido. No lo harán. En lugar de honrar a los infantes muertos de la única forma que les sería permitida, es decir, con justicia, siguen en sus juegos de guerra donde ellos ganan y todos pierden.

Porque no es resignación ante la muerte la que se predica desde allá arriba. Lo que quieren es el conformismo frente a la irresponsabilidad que calcinó e hirió esas vidas.

Lejanos como estamos, en calendario y geografía, no mandamos palabras de conformismo ni de resignación. No sólo porque ni uno ni otro pueden hacer frente a las consecuencias de ese crimen que ahora cumple 2 años. También, y sobre todo, porque la lucha de ustedes nos hace sentir respeto y admiración por su causa, por su paso y por su empeño.

Allá arriba deberían saber que no sólo el dolor une, también el ejemplo de tenaz lucha que en ese dolor se anima.

Porque ustedes, hombres y mujeres llevados por la desgracia a esta lucha, son seres extraordinarios que despiertan la esperanza en muchos rincones de nuestro país y del planeta.

Como extraordinarios son esos hombres y mujeres que han echado a andar de nuevo, en la Caravana por la Paz con Justicia y Dignidad, para recordarle a quienes mal gobiernan, a los criminales y al país entero, que es una vergüenza el nada hacer cuando la guerra de todo se apodera.

Desde uno de esos rincones, desde las tierras indígenas de Chiapas, las zapatistas, los zapatistas, los miramos desde abajo, sabiendo que el dolor también agiganta los pasos si son dignos.

Y a estas líneas que ahora les escribimos, sólo las anima el deseo de decirles una cosa:

Bien haya la sangre que les dio vida a esas niñas y niños, y malhaya la de quien se las quitó.

Y decirles a ustedes que cuenten con nosotros, que, aunque lejanos y pequeños, reconocemos la grandeza de quien sabe que la justicia sólo se alcanza con la memoria y nunca con la resignación.

Ojalá algún día puedan llegar a estas tierras. Acá encontrarán un corazón moreno que los abrazará, unos oídos atentos para escuchar, y una historia dispuesta a aprender de ustedes.

Porque las grandes lecciones, las que cambian el rumbo de la historia, vienen precisamente de personas que, como ustedes y quienes ahora andan, hacen de la memoria el camino para crecerse.

Con ustedes, y con quienes ahora marchan, podremos entonces, juntos, ustedes, ellos, nosotros, hablar palabras donde el dolor sea una cicatriz que nos recuerde y comprometa a que nunca más se repita la desgracia, y a que por fin termine el carnaval sangriento con que arriba festejan la impunidad y la desvergüenza.

Mientras eso ocurre, desde acá seguiremos escuchándolos y aprendiendo de ustedes.

Vale. Salud y que la justicia por fin camine abajo.

Desde las montañas del Sureste Mexicano.



Subcomandante Insurgente Marcos.

México, Junio del 2011.