domingo, 31 de enero de 2010

Mejor no me ayudes compadre

En la introducción a la pedagogía del oprimido de Paulo Freire escribe Ernani María Fiori que “una cultura tejida con la trama de la dominación, por más generosos que sean los propósitos de sus educadores, es una barrera cerrada a las posibilidades educaciones de los que se sitúan en las subculturas de los proletariados y marginales.” (2005; 11) es una barrera cerrada a la educación como acto de liberación porque los “educadores” no van a ensañar a los nuevos educandos más que un sistema que oculta y reproduce la dominación, los instarán a pensar bajo la lógica del dominado, justificarán SU por qué del orden de las cosas. La educación en este sentido debe ser un quehacer crítico, de lo que se aprende y de lo que se piensa. Esta reflexión que me atrapó en un caluroso autobús foráneo -que luego se quedó con mi libro- me asaltó poco tiempo después al escuchar de la terrible situación que se comenzaba a vivir bajo los efectos de un sismo devastador en Haití. Sólo se escuchaban cifras de muertos, que todo lo poco que había en pie y funcionaba en -el lugar común- la nación más pobre del continente americano estaba ahora destruido. En los medios aparecieron los videos de reporteros y de personas que lo vivieron y registraron con teléfonos o cámaras digitales. La supuesta ayuda internacional hizo su aparición, el problema era por dónde comenzar, píases como México y Cuba mandaron la poca pero sensata ayuda que pudieron, la nación azteca mandó grupos de rescatistas, los famosos en tiempo de tragedia, Topos, Cuba cual potencia médica mundial que es, envió médicos y permitió que naciones también en búsqueda de esa colaboración usaran su infraestructura hospitalaria, entre los médicos que se recibieron en hospitales cubanos había de nacionalidad imperialista; la nación caribeña también “abrió” su espacio aéreo a aviones estadounidenses.
La “ayuda” fluyó de todas latitudes, entre este mar desorganizado de asistencialismo llegaban miles y miles de marines a Haití, la voz de Hugo Chávez, de Daniel Ortega y de algún funcionario gubernamental francés acusaron que se trabaja de ayudar a Haití no de invadirlo. Las primeras voces desprestigiadas por prensas nacionales e internacionales se calificaron de alarmismo y exageración, por ello fueron suprimidas, la del gobierno francés por no provenir de su presidente, quizá falta de valor, se perdió también; la periodista canadiense Naomi Klein dijo lo propio para un afamado programa de análisis estadounidense. Yo me hacía bolas entre la pedagogía del oprimido y las noticias que día con día traían los medios electrónicos. Los estadounidenses controlaban el aeropuerto de Puerto Príncipe y decidían las zonas que los rescatistas habrían de trabajar, así se dio prioridad a edificios gubernamentales sobre barrios enteros, así se le negaba el aterrizaje a aeronaves de diversas naciones. Por el mar buques de guerra estadounidense que sólo atienden 100 enfermos por día se apostaban en el Caribe. La ocupación se dio sobre Haití de manera visible. Y aunque la cita de la pedagoga brasileña se muestra ingenua para la explicación de la grave situación de Haití se observa en su análisis que bajo la lógica de la dominación la ayuda no existe, sólo existe el asistencialismo ventajoso y de fotografía.










lunes, 25 de enero de 2010

Y se hizo la luz

Documental del Canal 6 de Julio sobre el proceso de extinción de Luz y Fuerza del Centro






domingo, 17 de enero de 2010

AVATAR, el final feliz que la vida nunca dará





El argumento de este film puesto de moda hoy día por Hollywood, es un burdo descaro que muestra la relación que el capitalismo ha entablado con la naturaleza, esto es, una postura de explotación, control y dominación sobre ella, en aras de un mayor e incontenible deseo de comodidad y consumo por parte de un grupo muy bien definido de la humanidad.
La trama presenta sin empachos a una naturaleza salvaje que se opone por antonomasia al desarrollo económico capitalista, es la distinción peyorativa que el hombre medida de todas las cosas, impuso entre civilización y barbarie, lo bárbaro es aquello que no sucumbe ante el poder transformador de la economía; como la naturaleza o los hombres que no trepados en el bólido tren del desarrollo económico capitalista, establecen relaciones más sensatas entre humanos y con otras especies.
AVATAR en sí misma contiene el mundo tal como lo entienden los inversionistas, retratando sin pudor alguno la codicia y el hambre de dinero que permite a un empresario aniquilar recursos naturales invaluables y no renovables, llevándose entre las patas a las comunidades que subsisten en su seno. La guerra, o mejor dicho el ataque sin pretexto ni declaratoria, clásica estrategia estadounidense, comienza por un “mineral” de precio altísimo en el mercado. Este mineral, por si fuera poco, se encuentra en grandes cantidades justo en el subsuelo que sostiene al “árbol de la vida”, núcleo central de la organización de los Na´vi, quienes en una frecuencia distinta de desarrollo, establecen relaciones comunicativas y de cooperación con la flora y la fauna que les rodea.
Entre sus múltiples y descarados lugares comunes, no dejan de asomar mensajes de adoctrinamiento, como cuando el protagonista, ahora parapléjico por un enfrentamiento bélico es reconocido por su valentía en la cruenta batalla de Venezuela, ese ha sido un paso duro, le reconocen, pero nada como lo que estás a punto de afrontar.
Para terminar este breve comentario trasnochado sobre Avatar, cabe decir que el final que acompaña al film, feliz como él solo, no se avizora ni de cerca creíble. El día que la naturaleza gane sobre la civilización capitalista, en esa fecha estos films dejarán de existir, pues las relaciones entre seres humanos no estarán medidas por el valor comercial de su trabajo o de su cuerpo, luego entonces la relación que estos posibles nuevos hombres entablen con la naturaleza serán de carácter distinto; pues no habrán trasladado su razón productivista a las huestes de la naturaleza, que por mucho la desconocen.

jueves, 14 de enero de 2010

EQLP ¡YA BASTA!



El siguiente post, primero del año, será una reflexión que convine dos tipos de escritura que al pasar del tiempo he practicado, la primera por el tiempo de aparición es de tipo anecdótica o bitácora, una fórmula que he desarrollado por varios años en cuadernos y viajes, pero que una vez entró la otra, la del blog, la de denuncia, crítica, perdió lugar.
Sin embrago con ocasión del video de aparición del Ejército Quintanarroense de Liberación Popular donde realizan sus demandas y quejas ante el gobierno local de ese estado mexicano y con mi reciente llegada de aquel lugar se presentan como oportunidad inigualable para la convivencia de estos dos estilos con los cuales me he expresado en búsquedas distintas quizá, pero montado en el mismo vehículo, aquel que siempre viste en blanco y negro y le resulta de sobremanera difícil retractarse de los dicho.
La escritura ya había comenzado desde el viaje, como ya lo he dicho me es frecuente la narración de lo diferente, hecho cuestionable porque si ya no hay diferente en la ciudad es porque la vida se ha hecho cotidiana, así el relato en pluma y cuaderno comienza desde Mérida, con su comida típica, con su gente, con sus calles y lugares aledaños. En esos camino debe el ligero paso que separa Yucatán de Quintana Roo, lo hicimos vía Chichén Está – Tolú, llegamos con la noche a esta hermosa playa de Caribe mexicano, los precios de las cabañas o lugares para camping excedían el presupuesto contemplado para dormir en la arena por la libre, arreglamos una noche de manera “clandestina” con el cuidador de uno de los hoteles lujosos de Playa Maya, playa pública, le dimos $30 pesos y ahí quedamos esa noche que ya traíamos encima. A la mañana siguiente con un viento que contoneabas las muy ligeras paredes de la tienda de campar nos hicimos a un lado. Sobre la arena libre pusimos nuestro pasajero lugar para dormir, pasamos el día nublado en la playa, fuimos después a comer al pueblo en transporte público y regresamos sólo para escuchar la querella de uno de los empleados de seguridad del hotel que una noche anterior nos acogía en secreto para decirnos que el lugar que habíamos escogido por abandonado que pareciera era parte aún del hotel.
El transporte en Tolú llama la atención por cuanto el principal es el taxi, según nos dijo un taxista el camión está prohibido para andar en el pueblo, porque las calles son muy chicas y el camión se ve feo, por ello hay que pagar un pasaje de $45 para ir al pueblo y otro del mismo precio para volver a la playa.
La noche venía otra vez y teníamos que movernos a un lugar no privado de la playa, así nos lo pareció un pequeño rincón de arena protegido en forma cavernosa por un árbol, asentamos ahí la tienda y en breve pasó un chavo de cabello largo, rubio y rizado con una XX Lager en la mano, me preguntó que quién me había dado permiso de ponerme ahí, le conteste que nadie, que no sabía que debía pedir permiso, me dijo que me moviera de ahí porque era propiedad privada, después se fue a una camioneta camper que estaba a unos cien metros prendió el motor y comenzó a sonar psicodélica trance. Ni hubo más remedio que ir a un campamento a pagar por poner la tienda y tener baño y regadera.
En la noche la fogata abrigaba a varios nacionales y extranjeros que al otro calor, el de las chelas y los porros, comenzó a despotricar por los precios de las taxis, de la comida en la playa y el transporte al pueblo.
Remato diciendo, por falta de tiempo y dedicación que algunas frases del primer comunicado del Ejército quintanarroense de Liberación Popular son palpables para un efímero viajero que pise ese estado, sea ésta nacional o extranjero. Sobre todo el reclamo de la dedicación absoluta del gobierno local al desarrollo turístico, convirtiendo a uno de los estados más bellos de México en territorio de vulgar diversión para extranjeros primermundistas, principalmente estadounidenses.