lunes, 2 de abril de 2012

La cobertura mediática, las encuestas electorales y la psicología de los públicos

La cobertura mediática

En esta elección los medios de comunicación, que siguiendo a pie juntillas los designios del IFE en cuanto a tiempos y coberturas de los candidatos intentan reafirmarse como paladines de la democracia. En su supuesta equidad mediática incurren en crasos errores que ya han sido señalados por varios internautas y asiduos lectores de las versiones digitales de los diarios de circulación nacional. Pero los supuestos errores no sólo son parte de la prensa escrita, sino de toda una línea editorial. En casi todos los medios –no cuento con capacidad para monitorearlos todos- pero sobre todo en los de mayor audiencia las notas se presentan siempre en el siguiente orden. Una nota positiva sobre Enrique Peña Nieto (EPN), otra sobre Josefina Vázquez Mota (JVM) y menciones aparte, muchas de ellas negativas de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y de Gabriel Quadri (GQ). Para muestra basta un botón .



Otro tanto se podría decir de las fotografías que presentan y aunque no es el objetivo de este breve escrito, podemos observar un par de dicotomías en las fotografías presentadas .
a) los candidatos del PRI y del PAN son presentados de frente, sonrientes y arropados por la gente.
b) mientras que los del PRD y Panal, su respaldo es lejano, la gente se observa distante a su figura, dan la espalda al espectador de las imágenes y los ademanes no representan cercanía ni simpatía como sí lo hacen en los casos anteriores.
En fin, los ejemplos sobran y esto más que una muestra es una invitación a que el público espectador sea atento a la supuesta cobertura equitativa por parte de los medios.

Las encuestas electorales

En el año 2000 México se inauguró formalmente como un país que usa las encuestas de opinión (pública sic) como instrumento de mediación y guía para conocer las tendencias del electorado. Desde hace doce años a la fecha estas técnicas de medición han pasado a jugar parte importante de la información y manipulación política. Hoy como parte de sus comentaristas especializados las televisoras, sobre todo, invitan a directores de casas encuestadoras a que formen parte de su panel de analistas. Por ejemplo está Roy Campos de Consulta Mitofsky y Francisco Abundis de Parametría. Ellos también en su labor neutral informan de las tendencias de electorales de la ciudadanía y abalados por una metodología cuasi científica defienden las intenciones de voto. Candidatos, medios de comunicación y otros actores de la sociedad mexicana pagan para que estos instrumentos se lleven a cabo, así tenemos prácticamente cada semana encuestas y sus representantes diciendo qué tanto se han movido los seguidores con respecto del puntero y como este consolida su amplia ventaja.

La psicología de las masas

Lo que en realidad pareciera que hacen estos actores, medios de comunicación y encuestadoras, es repetir una vieja estrategia de psicología de las masas. Gustav Le Bon, conocido psicólogo social francés, en su libro que lleva el nombre ya mencionado al referirse al encanto y contagio que sufren las multitudes cuando se encuentran en interacción con el líder –confundiendo ideas con imágenes- marca tres aspectos: la afirmación, la repetición y el contagio.

Si bien con la sola mención de los elementos el lector podría darse una idea de lo que a estos factores se refieren una breve definición no está demás.

Dice Gustav Le Bon, “la afirmación pura y simple, libre de todo razonamiento y de toda prueba, es uno de los medios más seguros de introducir una idea en la mente de las masas.” Ligar la afirmación anterior con el seguimiento semanal de las encuestas -que representan la prueba de que es así, lo que no hace sino reforzar la idea anterior- las que aseveran constantemente la ventaja que tiene EPN sobre el resto de los candidatos, es tarea que por sí sola se cumple. Se afirma algo para que se fije en el pensamiento de la ciudadanía.

Sobre la repetición, antes de dar la definición del psicólogo francés hago referencia a la psicología popular, la cual asevera: repite una mentira (o cualquier cosa sin importar si es cierta o no) mil veces y terminará por convertirse en verdad. Le Bon afirma que “su poder [el de la repetición] se debe al hecho de que la afirmación repetida se fija en el largo plazo, en aquellas regiones profundas de nuestros yo inconsciente en las cuales se forjan las motivaciones para la acción.”
Aquí tenemos ya los dos primeros componentes de la triada, los cuales se superponen en el ejemplo citado, la afirmación se da por medio de la repetición semanal de las encuestas e instrumentos de medición de la mal llamada opinión pública.

Si bien la idea de contagio al seguir con la argumentación de Le Bon, podría presentar algunas dificultades, ya que cuando este se refiere al contagio describe un contexto de cercanía física de la multitud –tema por demás interesante- esta dificultad es sorteada por uno de sus seguidores. No está demás sin embargo dar la definición del contagio hecha por el francés: “las ideas, sentimiento, emociones y creencias poseen en las masas un poder contagioso tan intenso como el de los microbios…en el caso de los hombres reunidos en una multitud, todas las emociones se contagian rápidamente, lo cual explica lo repentino del pánico.”

En efecto como se ha dicho Le Bon, gran observador de su momento histórico, siglo XIX, describe los efectos que en la gente provocan las concentraciones multitudinarias. Aquí se podría pensar que el argumento se cae, ya que hoy en día si algo caracteriza a las sociedades capitalistas es su disgregación psicológica, y pongo el énfasis en el aspecto psicológico, ya que las grandes ciudades albergan a una cantidad importante de personas, pero que poco conviven entre ellas. ¿Entonces cuál es el hilo conductor de estas ideas? Los medios de comunicación.

A diferencia de la sociedad en la que vivió Le Bon, donde las grandes concentraciones se comenzaban a dar, en las de Gabriel Tarde ya estaban consolidadas, pero no sólo eso, sino que los medios de comunicación otrora insipientes ya gozaban de un margen importante de circulación. Por ello Tarde, en vez de referirse a masas habló de públicos. Afirma el también psicosociólogo francés, “la psicología de las masas ha sido establecida; ahora debe establecerse la psicología de los públicos, concebida en este nuevo sentido, como una colectividad meramente espiritual, como una diseminación de individuos físicamente separados cuya cohesión es completamente mental.”

Y en efecto los medios de comunicación es la tarea que cumplen dar una cohesión mental a través de sus afirmaciones, repeticiones y contagios de la información. Para con ello ahondar en los imaginarios colectivos y fijar ideas en ellos.

A modo de conclusión e invitación

Si bien este no es un trabajo de investigación psicológica bien armado, por el contrario surgió de la observación del contexto electoral actual, 2012, más la lectura realizada para otra investigación más amplia que versa sobre cultura política, por ello las referencias a Le Bon y Tarde no son directas. El recorrido histórico que realiza el politólogo argentino Ernesto Laclau, en busca de su razón populista otorga la sustancia para los comentarios mencionados.
Lo anterior puede servir de ejemplo de como la psicología en cualquiera de sus ramas, social, política, etc. puede ser utilizada para la manipulación o para la develación de los hechos.
Aquí se trata de adoptar una línea crítica para contrarrestar la inercia política, muchas veces empujada por las ciencias sociales y sus justificaciones, en fin se considera que, “el discurso psicológico, con su individualismo metodológico, y con sus supuestos hedonistas acerca de la ´naturaleza humana´, a la par de una visión homeostática de la realidad social, ha sido extremadamente funcional, en términos generales, para el orden social imperante, y suele aplicarse, como ha escrito Ibáñez (2001), como dispositivo autoritario y normativo.” (Dobles Oropeza, 2009: 578). Por todo lo anterior es que se hace la invitación, a estar atentos de nuestra realidad y a usar las herramientas con las que se cuentan para su mejor comprensión.

Bibliografía.

• Dobles Oropeza, Ignacio. La reconstrucción de un pensamiento y una praxis crítica en la psicología latinoamericana. En Revista Realidad 121, 2009
• Laclau, Ernesto. La razón populista. FCE, 2011