miércoles, 26 de noviembre de 2008

Las crisis del maguito malhadado.

En esta época decembrina de perdición ecónomica global, de crisis capitalista, cabe recordar un muy buen párrafo del Manifiesto del Partido Comunista, obra escrita por Marx y Engels en vísperas del pleno despliegue de las revoluciones europeas de 1848, y a encargo del movimiento obrero en ciernes. El fragmento en cuestión hace recordar situaciones como las experimentadas a principios del siglo XX, durante la llamada Gran Depresión, y a su vez, nos arroja luz para comprender la tan cacareada crisis actual. Por otro lado, es importante considerar que El Manifiesto fue escrito años antes de que Marx iniciára sus estudios preparativos de El capital (1867), obra en la que desarrollará exhaustivamente la lógica argumentativa que hallamos a lo largo de El Manifiesto.


Así pues, en la primera sección de El Manifiesto, después de apuntar cómo fue que la sociedad burguesa emergió de la organización social europea -de sus relaciones de propiedad- usualmente denominada feudalismo, Marx y Engels argumentan que al interior de la sociedad capitalista se está gestando un proceso similar:


"...la moderna sociedad burguesa, que ha sabido hacer brotar como por encanto tan fabulosos medios de producción y de cambio, se asemeja al mago que ya no es capaz de dominar las potencias infernales que ha desencadenado con sus conjuros. Desde hace algunas décadas, la historia de la industria y del comercio no es más que la historia de la rebelión de las fuerzas productivas modernas contra las actuales relaciones de produción, contra el régimen de la propiedad que condicionan la existencia de la burguesía y su dominación. Basta mencionar las crisis comerciales, cuya periódica reiteración supone un peligro cada vez mayor para la existencia de toda la sociedad burguesa. Durante cada crisis comercial se destruye sistemáticamente, no sólo una parte considerable de los productos elaborados, sino incluso de las mismas fuerzas productivas ya creadas. Durante la crisis, una epidemia social, que en cualquier época anterior hubiera parecido absurda e inconcebible, se extiende sobre la sociedad: la epidemia de la superproducción. La sociedad se ve retrotraída repentinamente a un estado de barbarie momentánea; se diría que una plaga de hambre o una gran guerra aniquiladora la han privado de todos sus medios de subsistencia, sin recursos para subsistir; la industria y el comercio parecen aniquilados. ¿Y todo por qué? Porque la sociedad posee demasiada civilización, demasiados medios de vida, demasiada industria, demasiado comercio. Las fuerzas productivas de que dispone no favorece ya el régimen de la propiedad burguesa; por el contrario, son ya demasiado poderosas para servir a este régimen, que constituye un obstáculo para su desarrollo. Y tan pronto como logran vencer este obstáculo, siembran el desorden en la sociedad burguesa, amenazan dar al traste con el régimen burgués de la propiedad. Las relaciones sociales burguesas resultan ya demasiado angostas para abarcar la riqueza por ellas engendrada. ¿Cómo se sobrepone a las crisis la burguesía? De dos maneras: destruyendo violentamente una gran masa de fuerzas productivas y conquistándose nuevos mercados, a la par que procurando explotar más concienzudamente los mercados antiguos. Es decir, que remedia unas crisis preparando otras más extensas e imponentes y mutilando los medios de que dispone para prevenirlas."

"Las armas con que la burguesía derribó al feudalismo se vuelven ahora contra ella."

Años después, en El Capital, Marx dará cuenta exhaustiva de la contradicción social medular de la socidad burguesa (la fuente de fenómenos tan absurdos como una crisis de sobre-producción): la contradicción entre valor de uso y valor de cambio, encerrada en la forma mercancía. Contradicción que se resuelve en favor del segundo elemento, expresándose como la valorización del valor, la acumulación de capital por la acumulación de capital como el telos social. La racionalidad de la máxima ganancia, tatuada en todo objeto o sujeto de esta sociedad.

En tanto que existe una crisis ciclica, es decir consecuencia esperada de la "racionalidad" de la máxima ganancia, ésta última muestra su irracionalidad. Como sabemos, hoy más grave que nunca. De igual forma, sigue siendo cierto lo que planteaban Marx y Engels en el fragmento citado: hoy día se produce riqueza como nunca antes en la historia. Si bien el grueso de las fuerzas productivas (hombres y mujeres que van del sin-casa, al "clase mediero" propietario de vivienda) reproducen la sociedad capitalista gustosas, no obstante, de nueva cuenta comienza a crecer el conjunto de humanos que tratan de rebelarse a la lógica de la irracionalidad de las relaciones de producción capitalistas, que producen un orden social que naturaliza las relaciones possedor- desposeido, capitalista-asalariado, rico-pobre, primer mundo- tercero, etc.


La crisis de sobre producción o superproducción es inaudita por absurda. No es que no pueda producirse riqueza para satisfacer a la humanidad (como si de eso se tratára), sino más bien es cuestión de que hay "demasiada", de acuerdo a las reglas del capitalismo, a su finalidad esencial, la finalidad de la sociedad en su conjuto: la acumulación de capital. Como señalaron desde entonces estos autores, hay demasiados valores de uso para la sociedad burguesa, las relaciones sociales capitalistas se tornan un obstáculo para las propias potencialidades de mejorar la vida en su conjunto que ellas mismas generan. También nos recuerda cómo es que suele remediar el sistema su propio embrollo, ¿hasta cuándo podrá seguir haciéndolo?




martes, 18 de noviembre de 2008

Josefina Vázquez Mota habla de La ciudad más transparente y no de La región más transparente

La secretaria de Educación Pública, Josefina Vázquez Mota, confundió el nombre de uno de los libros más destacados de Carlos Fuentes, al enumerar lo que, dijo, son “las obras monumentales” del escritor como “La ciudad más transparente”, en lugar de decir que se trata de “La región más transparente”.

Otro de los errores de la erudición panista.