Así termina la entrevista, rueda de prensa o confesión que hace José Alberto López Barrón, integrante de La Familia Michoacana; el cartel de moda en México, en boga porque se ha escuchado hablar mucho de él en los últimos meses, en los últimos días, La Familia Michoacana se ha dicho es una de las formaciones criminales más organizadas de todo el país, cosa que no debería sorprender al gobierno federal ni a ningún orden policial o empresarial, ya que se ha reconocido tiempo atrás que si un negocio llegó por la puerta grande al libre mercado mundial fue el de las drogas. Y como tal, al entrar y ser parte del mercado, todo lo que rodea al proceso conjunto de las drogas tiene una organización empresarial, donde hay, claro está, diversos niveles de mando y un adoctrinamiento para que el empleado trabaje más y mejor, sintiéndose contento y satisfecho por hacerlo.
La confesión que hace Alberto López o “Juan Pérez” al ser detenido hace días en Arteaga, Michoacán, plantea varias situaciones a escudriñar.
La primera y no ignorada, que “Todo México es territorio narco”, que ya podemos olvidarnos o sumarlo a la cultura popular el mito de que el narco es de Sinaloa, ya que por ahora, cuando la “guerra contra el narco” está en su máximo apogeo nadie se acuerda de la tierra de Pedro Infante; los niveles de violencia que se viven en el estado que alberga al hermoso puerto “del lugar de los venados” son incomparables con los que se han estado viviendo en estados como Chihuahua y Michoacán.
La segunda es una interrogante clave. ¿Por qué Alberto López Barrón dio esa conferencia de prensa, por llamarle de algún modo, bajo la petición de qué medio o con qué fin?
Sea como fuere, lo hablado por Alberto López deja ver que quien cayó, quienes han caído y los que caerán no son nadie en la escalafón empresarial de La Familia, muy por el contrario de lo que muestra el gobierno Federal en sus apantallantes presentaciones de narcos en hangares de la PFP; ya que si fuera un pez gordo no habría hablado con la sinceridad que lo hizo, no habría contado “las entrañas de la familia”, el quehacer de la compañía. Alberto López es un integrante más de la comunidad de Arteaga, Michoacán, que se ha sumado y buscado una forma de vida como “delincuente”, ya que es el único camino que existe para nuestra gente del “México profundo”, el hacerse ilegal cruzando la frontera norte o ganando $10 mil pesos mensuales -sueldo similar al que gana un cabo militar o un soldado raso de la PFP- velando por la seguridad y los negocios de su comunidad; a fin de cuentas encontrando una forma de subsistir y de (poder) existir.
Por ello al sumarse a La Familia no se recibe adiestramiento, porque es una forma de vivir, de sacar dinero para comer, pero también un encontrarle razón a la vida, adherirse a una explicación del mundo en su conjunto.
Por esto la petición de que guardara silencio, porque ya estaba hablando demasiado, porque entre dejaba ver que la guerra contra el narco está perdida ya que es una guerra contra las comunidades de México que encuentran formas de vida en quehaceres “ilegales” porque el gobierno no puede ofrecer legales.
La confesión que hace Alberto López o “Juan Pérez” al ser detenido hace días en Arteaga, Michoacán, plantea varias situaciones a escudriñar.
La primera y no ignorada, que “Todo México es territorio narco”, que ya podemos olvidarnos o sumarlo a la cultura popular el mito de que el narco es de Sinaloa, ya que por ahora, cuando la “guerra contra el narco” está en su máximo apogeo nadie se acuerda de la tierra de Pedro Infante; los niveles de violencia que se viven en el estado que alberga al hermoso puerto “del lugar de los venados” son incomparables con los que se han estado viviendo en estados como Chihuahua y Michoacán.
La segunda es una interrogante clave. ¿Por qué Alberto López Barrón dio esa conferencia de prensa, por llamarle de algún modo, bajo la petición de qué medio o con qué fin?
Sea como fuere, lo hablado por Alberto López deja ver que quien cayó, quienes han caído y los que caerán no son nadie en la escalafón empresarial de La Familia, muy por el contrario de lo que muestra el gobierno Federal en sus apantallantes presentaciones de narcos en hangares de la PFP; ya que si fuera un pez gordo no habría hablado con la sinceridad que lo hizo, no habría contado “las entrañas de la familia”, el quehacer de la compañía. Alberto López es un integrante más de la comunidad de Arteaga, Michoacán, que se ha sumado y buscado una forma de vida como “delincuente”, ya que es el único camino que existe para nuestra gente del “México profundo”, el hacerse ilegal cruzando la frontera norte o ganando $10 mil pesos mensuales -sueldo similar al que gana un cabo militar o un soldado raso de la PFP- velando por la seguridad y los negocios de su comunidad; a fin de cuentas encontrando una forma de subsistir y de (poder) existir.
Por ello al sumarse a La Familia no se recibe adiestramiento, porque es una forma de vivir, de sacar dinero para comer, pero también un encontrarle razón a la vida, adherirse a una explicación del mundo en su conjunto.
Por esto la petición de que guardara silencio, porque ya estaba hablando demasiado, porque entre dejaba ver que la guerra contra el narco está perdida ya que es una guerra contra las comunidades de México que encuentran formas de vida en quehaceres “ilegales” porque el gobierno no puede ofrecer legales.
Sobre el componente religioso de la organización, pasé algunas horas intentando buscar qué decir, esbocé algunas líneas pero no lograron salir a mi gusto. Será una tarea posterior.