sábado, 21 de noviembre de 2009

El gobierno no quiere llegar tarde a su cita del 2010

La perspectiva de los años venideros es de lucha (…)
Las mayorías y sujetos democratizadores están obligados,
a decidir qué estrategia van a adoptar ante la nueva agresividad
y las renacientes tendencias facistoides de la élite global.

Heinz Dieterich


En una breve pero fructífera visita a la ciudad de Querétaro, tuve la grata oportunidad de convivir y platicar con unas grandes amigas que hace tres años no veía, me sorprendió el grado de integración y trabajo que mantienen con la comunidad de la cuidad y algunos de los barrios marginales de la misma, en otro momento podré mostrar dicho trabajo a través de un pequeño video que por falta de tiempo no he trabajado.
Charlamos dos días en dos ocasiones acerca de nuestros trabajos y posturas frente a la riqueza política, social y cultural del país en que vivimos, así llegó a su boca la frase que este artículo lleva por título: “el gobierno no quiere llegar tarde a su cita del 2010” y esta locución tan sólida y bien hecha sólo carece de acción para ser realidad; la pregunta es entonces ¿nosotros estamos listos para la cita?
Mi postura fue y es que no debemos dejar en manos de los más pobres y maltratados esta tarea, que todos debemos sumarnos a una etapa que si bien no es deseable, resulta cada vez más inevitable: las armas.
Y aunque cada quien hace ya su labor desde la propia trinchera, está el trabajo de alfabetización, de concientización, de movilización “cotidiana y pacífica”, el acercamiento con las comunidades, la defensa del petróleo y la soberanía alimentaria. Con estas veredas se van abriendo los espacios de autonomía y autorregulación, la convivencia comunitaria, sin embargo los citadinos, como los causantes cautivos, seguimos siendo eso, presas de nuestra ciudad y nuestro entorno, de la mala convivencia con nuestros vecinos, de la envidia y de la soberbia, de la falta de articulación con la mal sobreviviente comunidad que existe un la ciudad, en las colonias y no así en los barrios. No necesariamente debe repetir la división que hace Carlos Montemayor al hablar de los movimientos armados (guerrillas) urbanas y rurales. Donde las primeras buscan un “cambio del mundo en su conjunto” mientras que las segundas una transformación de su realidad inmediata. Lo que demanda hoy día el contexto es la lucha conjunta.
A cien años de la revolución mexicana no debemos repetir la historia de manera idéntica, que la muerte y la sangre sea de nuestras poblaciones rurales e indígenas, para que después los líderes políticos traicionen “la causa” haciéndose del poder e institucionalizando la revolución. Todos debemos participar en todo. Sin embargo no veo, se que de cualquier manera no sería muy visible, una preparación que no sea más que discursiva de muchos grupos activos y activistas, no debemos seguir esperando que alguien más haga las cosas por nosotros. Para llegar al final de la batalla y coronarnos como partidarios sobrevivientes, de este movimiento que la conciencia colectiva, más que la historia, nos convida.
Este punto en especial es de llamar la atención pues si bien las revoluciones y revueltas no se preparan, sino que la ola las conjura, ante una fecha tan importante, tan comentada por lo que puede (deseable o no) pasar, no se puede argumentar, llegada la acción, que no se sabía nada al respecto.

1 comentario:

  1. Anónimo10:06 p.m.

    ¿Cuál sería la diferencía entre adoctrinar y comunicar, dando por sentado que no existe una "condición de conocimiento verdadero"?

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