viernes, 30 de mayo de 2008

Marzo desafortunado para las FARC

queremos que los amos sean menos amos,
para que los siervos sean menos siervos.
Jorge Eliécer Gaitán

El mes de marzo de 2008 tomó por asalto a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) el movimiento guerrillero pro socialista más viejo del mundo, esta organización se formó en el año de 1964 a consecuencia del llamado “Bogotazo”.
La muerte de tres hombres del Estado Mayor Central de las FARC ocurrió en el tercer mes del año.
El 1 de marzo cayó muerto a manos del ejército colombiano Raúl Reyes el vocero de las FARC. El 6 fue asesinado Manuel Jesús Muñoz alías Iván Ríos por uno de sus hombres, que según versiones no confirmadas, buscaba una enorme recompensa que tenía la cabeza de Ríos, lo cierto es que “Rojas” el jefe de seguridad del abatido entregó la mano derecha de aquél al ejército colombiano en señal de la muerte de Iván Ríos. Por último se confirmó hace algunas semanas que el 26 de marzo murió el máximo líder las FARC, Manuel Marulanda, quien falleció de ¿causas naturales? a la edad de 79 años en la selva colombiana, el anuncio fue confirmado por miembros de las FARC un día después de que el gobierno colombiano lo notificara.

La estructura central de las FARC antes del mes de marzo de 2008 estaba compuesta por los siguientes hombres: Manuel Marulanda Vélez, Raúl Reyes, Timoleón Jiménez, Iván Marquez, Jorge Briceño, Alfonso Cano e Iván Ríos.
El mismo día que se dio a conocer la muerte de Marulanda Vélez, se anunció que al frente del Secretariado quedaba Alfonso Cano, quien es un hombre formado políticamente en la ciudad y dirigente desde el año 2000 del movimiento Bolivariano de las FARC, la llegada de Cano al frente del Secretariado hace suponer a algunos críticos que el movimiento armado entrará a una etapa más política que contrainsurgente.
En el plano guerrillero quedó al frente el Mono Jojoy, ambas tareas antes coordinadas por el recién fallecido Tirofijo.

Tirofijo, el guerrillero más viejo del mundo y el inicio de las FARC

Pedro Antonio Marín, mejor conocido como Manuel Marulanda Vélez por las FARC o Tirofijo por el ejército, nació el 13 de mayo de 1928 en la región cafetalera de Génova en Colombia; a la edad de veinte años se unió al movimiento armado encabezado por el Partido Liberal en el año de 1948, ese movimiento fue consecuencia del asesinato del dirigente liberal Jorge Eliécer Gaitán quién se reuniría con Fidel Castro el 9 de abril de ese mismo año pues sería orador y anfitrión del Congreso de Estudiantes Antiimperialistas a realizarse en la Plaza de Toros de Bogotá, los liberales acusaron a Laurinao Gómez líder de los conservadores del asesinato de Eliécer Gaitán quien había sido alcalde de la ciudad, ministro de educación y se presumía sería candidato a la presidencia para la elección de 1950 donde el partido conservador podría el poder a manos del abatido.
Como consecuencia de este asesinato realizado por un joven llamado Juan Roas Sierra se desató una ola de violencia conocida como el “Bogotazo” que fue a la vez el comienzo de una guerra civil que duró cinco años y tuvo como resultado más de trescientos mil muertos.
El “Bogotazo” ocurrido el 9 de abril de 1948 se desató a partir del linchamiento de Roas Sierra, asesino del líder liberal; la gente se le fue encima y lo golpeó hasta la muerte, entre el clamor de los linchadores se escuchaba el grito de “a palacio” y la turba se dirigió al centro de la ciudad destruyendo todo a su paso. El gobierno desplegó a la policía y algunos militares para contener a la multitud que comenzó a armarse con machetes y palos que robaba de los establecimientos, cuenta Germán Sánchez Otero, embajador de Cuba en Venezuela, que “al principio, la policía trató de controlar el desborde popular, pero enseguida varios de sus miembros y algunos militares se unieron a la revuelta, propiciaron la entrega de armas a civiles, mientras otros abrieron fuego despiadado contra los manifestantes.”
[1]

Fidel Castro de 21 años se encontraba muy cerca de la oficina de Gaitán y rápidamente se unió a la revuelta, relata Fidel en una entrevista publicada en el libro El Bogotazo: Memorias del olvido: "Salimos para ir caminando y acercarnos a la oficina de Gaitán, cuando vemos que empiezan a aparecer gentes corriendo desesperadas en todas direcciones. Uno, dos, varios a la vez por acá, por alIá, gritando, ¡Mataron a Gaitán! ¡Mataron a Gaitán! ¡Mataron a Gaitán! Era gente de la calle, gente del pueblo, divulgando velozmente la noticia. ¡Mataron a Gaitán! ¡Mataron a Gaitán! Gente enardecida, gente indignada, gente que reflejaba una situación dramática, trágica, planteando lo que había ocurrido, una noticia que empezó a regarse como pólvora.”[2]

Para poner fin a la guerra civil que tenía impacto principalemente en la área selvática de Colombia donde muchos se refugiaron y se vieron obligados a colonizar zonas vírgenes, los partidos en el poder decidieron pactar la presidencia y poner al frente del gobierno al General Rojas Pinilla, quien ofreció amnistía para que los grupos guerrilleros, fueran conservadores, liberales o comunistas que depusieran las armas, la mayoría de los grupos decidieron aceptar el indulto pero fueron traicionados y asesinados por el nuevo gobierno, no así un pequeño grupo de hombres que junto con Marulanda Vélez se internaron más en la selva y formaron la pequeñísima comunidad autónoma llamada Marquetalia, al ser identificada esta comunidad junto con otra decena de ese mismo tipo, en el principio de la efervescencia de la lucha anticomunista los Estado Unidos ofrece una cantidad importante de dólares para que el gobierno colombiano combata esta guerrilla, se decía que la operación duraría apenas unos cinco días, sin embargo la resistencia del movimiento armado que en aquel entonces se llamaba Movimiento de Autodefensa Agraria fue extraordinaria. A la par de que se invertía más dinero para encontrar y asesinar a los miembros del movimiento de autodefensa se sumaban más adherentes y simpatizantes, todos campesinos que huían de la represión.

Como resultado de la ofensiva gringocolombiana llamada Plan para la Operación de Seguridad Latinoamericana se crea formalmente las FARC el 27 de mayo de 1964.

50 años de monte

Este documental muestra como ellos lo dicen, la historia de Colombia entremezclada y vista desde los ojos de Manuel Marulanda Vélez.













[2] http://www.granma.cubaweb.cu/2008/04/10/nacional/artic01.html

jueves, 22 de mayo de 2008

El nuevo intervencionismo yanqui Y el conflicto andino

En los último meses la región andina de Colombia y Ecuador, sumándose Venezuela han dado mucho de que hablar. El uno de marzo el ejercito colombiano claramente apoyado por inteligencia estadounidense dio muerte a una veintena de guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), entre los abatidos se encontraba el llamado numero dos de las FARC, Raúl Reyes.
De este ataque que violó la soberanía territorial ecuatoriana se ha desprendido la falsa hipótesis de que Hugo Chávez y Rafael Correa están no sólo relacionados con las FARC, sino que son sus patrocinadores, la acusación que mantiene Álvaro Uribe, incondicional de los Estados Unidos, se base en los ordenadores portátiles que se encontraron en el campamento de las FARC en Ecuador, ordenadores que ha ratificado la Policía Internacional (INTERPOL) -que no es difícil suponer quién la controla- que no fueron alterados ni modificados en la información que señalan a Chávez y a Correa como financiadores de las FARC.

El interés de los Estados Unidos por controlar la región ha tenido vaivenes, su máxima manifestación fue en el periodo comprendido de las décadas que van de los sesenta a los ochenta, donde patrocinaron grupos opositores a regímenes electos democráticamente y simpatizantes del socialismo soviético, pero principalmente cubano. Claros ejemplos de esto son el asesinato y derrocamiento de Salvador Allende en Chile y el financiamiento de los opositores al gobierno sandinista en Nicaragua. Hoy Chile se autodenomina socialdemócrata y Nicaragua es nuevamente sandinista, además de que da asilo político a Lucia Moret, la mexicana sobreviviente del ataque militar al campamento de las FARC.

América latina sufrió, a partir del derrocamiento de sus gobiernos por parte de los Estados Unidos, largos periodos de dictaduras militares, la excusa utilizada ha sido siempre la misma, el apoyo a la democracia, más detrás de este antifaz está la intención de poner gobernantes a modo que cumplan los intereses del imperio estadounidense.
El argumento lo siguen utilizando en Medio Oriente para robar el petróleo y en Latinoamérica para arremeter contra los peligros “populistas” de Evo Morales (léase gas) en Bolivia y de Hugo Chávez en Venezuela (léase petróleo), sin decir que estos países han aportando grandemente a la democracia, soberanía e independencia de la región.
Durante la década de los noventa las dictaduras latinoamericanas se sustituyeron por gobiernos “democráticos”, y en las últimas administraciones han llegado al poder gobiernos que se mueven hacia la izquierda como dice Wallerstein, quién esgrime por lo menos tres razones por las cuales se puede decir que los países de Latinoamérica se han movido en este dirección política, el primero y quizá el de mayor importante es la sana distancia que han buscado los gobiernos de la región en relación a las políticas estadounidenses, segundo, la revaloración de las clases populares e indígenas y su acceso al poder y tercero, caso emblemático de Paraguay, el resurgimiento y reencuentro de la teología de la liberación con la política gobernante.

Esta nueva tendencia de los gobiernos de izquierda en América del centro y del sur, tiene diferentes caras y matices, a la vez que agrupa a países tan disímbolos, como Argentina, Venezuela, Brasil, Bolivia, Paraguay, Ecuador entre otros.
Este viraje, que se ha tratado de llamar ola, pero que aun no concreta su unidad, con excepciones como el Banco del Sur, ha hecho que los Estados Unidos pongan nuevamente los ojos en la región, encontrando en Colombia a un gran simpatizante en su tarea, quien busca a toda costa un conflicto armado con Venezuela, apoyado por Bush, cuyo gobierno en este semana violó el espacio aéreo venezolano excusando que su avión en tareas antidrogas perdió el control.
Así lo que se busca demostrar con la vinculación Chávez – FARC es la excusa perfecta, como se hizo en el caso de Irak y se pretende hacer en Irán, de que el presidente de la República Bolivariana de Venezuela es financiador de terrositas, lo que permitirá una pronta incursión de los Estados Unidos en ese país para derrocar a Chávez.
El tiempo apremia pues en noviembre son las elecciones en Estados Unidos y G.W. Bush no quiere abandonar el poder sin ver desestabilizar la región y restarle poder político a Chávez que bien ha logrado expandir su influencia e ideas por diferentes países del sur y centro de América.

Sobre el daño y la intervención de los Estados Unidos en los países latinoamericanos en las décadas de los cincuentas a los ochenta presento este breve y modesto, pero claro documental sobre la injerencia del imperio del norte sobre los países del sur.










miércoles, 14 de mayo de 2008

Póngale adjetivo

Llamaron tanto mi atención las siguientes incoherencias que aquí estamos

El
Universal publicó ayer en su página de Internet una entrevista al presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso –en clara simpatía editorial y bajo el título de: “Europa condena populismo”– en ella el entrevistado lanza un par de aseveraciones que, me parece, vale la pena recuperar pues resultan ser claros ejemplos de despliegues ideológicos, al menos de acuerdo a una de las principales formas de comprender este concepto.
Entonces, antes de pasar a señalar y analizar los dichos del “ilustre” entrevistado debemos estabilizar primero cuál es, en sus líneas generales, la forma y el contenido que le damos aquí al concepto de ideología –claro está que de igual forma se tendría que explicitar el contenido específico de conceptos utilizados por el entrevistado tales como legitimidad, populismo, izquierda derecha, etc–. Tomamos por ideología a los conjuntos de ideas que están orientadas a legitimar un poder político dominante, conjuntos de ideas característicos de un grupo o clase social que son falsas en tanto que sirven, sobre todo, para legitimar su poder por medio de una comunicación sistemáticamente deformada, que, además, desconoce su dependencia de la realidad social.
Debemos tener en cuenta que la falsedad de la ideología no radica necesariamente en su contenido. Como señala Slavoj Zizek la ideología, tal y como la definimos, “en cuanto a su contenido positivo, puede ser “cierta”, bastante precisa, puesto que lo que realmente importa no es el contenido afirmado como tal, sino el modo como este contenido se relaciona con la posición subjetiva supuesta por su propio proceso de enunciación. Estamos dentro del espacio ideológico en sentido estricto desde el momento en que este contenido –“verdadero” o “falso” (si es verdadero, mucho mejor para el efecto ideológico)– es funcional respecto de alguna relación de dominación social (“poder”, “explotación”) de un modo no transparente: la lógica misma de la legitimación de la relación de dominación debe permanecer oculta para ser efectiva.”1 Así pues, como señala este autor, el punto de partida de la crítica de la ideología debe ser “el reconocimiento del hecho de que es muy fácil mentir con el ropaje de la verdad.” Tómese como ejemplo lo siguiente. Cuando una potencia como los Estados Unidos interviene en un país del tercer mundo aduciendo que se conocen en éste violaciones de los derechos humanos, puede ser “cierto” que en este país no se respetaron los derechos humanos más elementales y que la intervención occidental puede ser eficaz en mejorar la situación de los derechos humanos, y sin embargo, esa legitimación sigue siendo “ideológica” en la medida en que no menciona los verdaderos motivos de la intervención (intereses económicos, etc.).” Señalado esto, pasemos a citar el par de "ideas" (ideotas) con las que sale el señor Barroso – todas las cursivas que aparecen son nuestras–:
1) En primera instancia en palabras de la afable entrevistadora, para Barroso “el futuro de América Latina es claro: no debe volver al pasado y es necesario que resista las formas de populismo y neonacionalismo agresivo que hoy se escuchan en la región.”
2) Así, según este representante del poder económico-político europeo “la cuestión ideológica no importa, se puede ser de izquierda o de derecha y ser al mismo tiempo demócrata”, lo fundamental es “detener el populismo, pues puede poner en riesgo la libertad de prensa y de expresión, valores sagrados para toda democracia.” En otras palabras, “es legítimo ser de izquierda, derecha y centro”, estar en cualquier parte del clásico espectro político-ideológico, siempre y cuando, “los planteamientos se puedan afirmar en un marco democrático con el pleno respecto (sic) a los derechos humanos y derechos a la oposición y todas las libertades fundamentales”.
Si bien para muchos es evidente el carácter ideológico de estas declaraciones, señalemos de todos modos algunas de las principales contradicciones lógicas de los argumentos esgrimidos en 1) y 2), así como algunas de las formas en las que estos ocultan o contrabandean ideas que contribuyen a la dominación existente. En lo que respecta a 1), en primera, destaca la linealidad y por ende la ingenuidad con la que se toma el tiempo histórico; con un progresismo a ultranza se teme al pasado, aunque a un pasado muy específico, que es tomado como inferior y negativo. Definitivamente no se guarda el mismo sentimiento por el pasado latinoamericano digamos de finales del siglo XIX en el que el liberalismo económico era la norma; ese pasado es el que en el presente sujetos como Barrosso añoran. En segunda, cuando el señor Barroso habla del
populismo da por sentada una negatividad cuasi natural, cuando de hecho entre los investigadores sociales existe un amplio debate acerca de sus características positivas y negativas. También se da por evidente la negatividad del nacionalismo cuando históricamente en materia de política económica ha sido una de la principales guías para los países europeos y para los Estados Unidos, verbigracia en la época del mercantilismo.
En 2) se vuelve a evidenciar lo incómodos que resultan los proyectos políticos del populismo y el neo-nacionalismo en Latinoamérica para la clase social a la que pertenece Barroso. En este segundo grupo de aseveraciones encontramos una de la principales incoherencias: según el entrevistado no importa la ideología que se profese siempre y cuando se sea “demócrata”. Naturalmente, aquí no se entiende la ideología en el sentido en que la hemos definido, sino más bien en un sentido mucho más vago: como un conjunto de ideas y creencias políticas orientadas a la acción. Ni que decir de que tanto el populismo como el nacionalismo pueden ser comprendidos también como fenómenos ideológicos. ¿Pero entonces que es la democracia, es acaso un principio que se encuentra más allá de las ideologías? Hasta donde yo sé la democracia es una producción histórica, una parte de la cultura política moderna –aunque como es sabido hunde sus raíces mucho más allá de la modernidad– y como tal, parte integrante de los fenómenos ideológicos. La democracia es pues una realidad que se constituye en la praxis, una realidad que no tiene una forma y contenido únicos ni acabados como pretende Barroso. Cuál es y cuál debe ser la forma y el contenido de la democracia es una pregunta abierta para los investigadores sociales, aunque el personaje entrevistado quiera hacernos creer que la democracia es una: la que los países europeos y los Estados Unidos han venid promoviendo desde finales de los setenta, la democracia representativa, procedimental, anti participativa y respetuosas del orden económico vigente.
Así pues, para personajes como Barroso no importa si un proyecto político en la Latinoamérica es de izquierda, derecha o centro; se puede soportar siempre y cuando se respete un conjunto de reglas básicas: la propiedad privada, la acumulación de capital, que la región continué siendo periférica, etc. Todo ello claro, expuesto de manera eufemística como “libertades fundamentales”, “derechos humanos” “derechos a la oposición” etc. Si se rompe con ese conjunto de reglas, de acuerdo a su razonamiento, ya no se existe en el espectro político legítimo (¿Qué entenderá por legítimo?). Estamos pues frente a la subjetividad de quien se beneficia del orden de cosas existentes presentándose así misma como el punto de vista “objetivo”, como el punto de vista correcto y natural: el populismo –lo que quiera que sea– es maligno para la humanidad, mientras que la democracia que yo promuevo es la única que puede existir y la única que beneficiará por completo a la humanidad.

miércoles, 7 de mayo de 2008

The story of stuff

Este video anda dando la vuelta en la red.
Muestra a grandes rasgos el proceso de producción de las cosas (mercancías), el consumo de la tierra que se desprende de esto y las consecuencias (psicosociológicas) para los seres humanos.