lunes, 5 de enero de 2009

La pista de hielo, políticas públicas aisladas que no promueven la POLÍTICA en la capital e la ciudad

Desde hace poco más de un mes y por segundo año consecutivo, el jefe de gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard ha instalado la pista de hielo más grande del mundo en el zócalo capitalino, no es de sorprender este tipo de acciones del otrora jefe de la policía de la ciudad de México, ya que estas maniobras han caracterizado sus dos años de gobierno, ya que para el gobernante capitalino “la recreación tiene que ser una política pública permanente”.


Esta idea comenzó primero con la instalación de 4 cuatro playas en distintos puntos de la ciudad de México y llegado el invierno se transformó en la instalación de la ya mencionada pista, que el año pasado tuvo un costo de 16 millones de pesos, gran parte del cual fue asumido por distintos patrocinadores.
Este año la secretaria de cultura del DF mencionó que con la instalación de esta pista de hielo y otras dos, una en Tlahuac y la otra en el deportivo Los Galeana, se pretende promover el patinaje como deporte nacional, vaya declaraciones disparatadas, ya que si no se ha promovido al país o la ciudad como un jugador de futbol, deporte en el cual se lleva ya muchos años de experiencia, menos se pretenda que en dos años, máximo en 6, ya que dudo que llegue quien llegue a la jefatura de gobierno, del partido que sea, de continuidad a este tipo de políticas; por cierto que de política no tienen nada.


Y aquí el punto medular para hablar de las pistas de hielo, por qué el gobierno local hace este tipo de gasto y no invertir, ya no digamos en educación o salud, sino en otro tipo de deportes, más cercanos a las costumbres y cultura de los habitantes de esta gran ciudad, por qué no promover el ejercicio verdaderamente como forma de vida, que permita una recreación real de la ciudadanía y luchar a la par contra el gran problema de obesidad que sufre la nación. Una respuesta fácil sería aquella que da el jefe de gobierno, argumentado que todos los mexicanos tenemos derecho a conocer, experimentar y disfrutar de este tipo de diversiones, sin embargo detrás de estas acciones, las playas y las pistas y sobre todo detrás de las inversiones que en ellas se hacen, están dos máximas de la política real o práctica como la calificaría Maquiavelo hace ya unos siglos, la ya clásica idea de la res publica romana “pan y circo” y la también clásica de la seudo política nacional, “atole con el dedo”, por qué no invertir en pequeños equipo de ese “fantástico” deporte que levanta pasiones en todo el mundo y en México también, por qué no promover ese o cualquier otro deporte donde participen más de dos jugadores y dos equipos, hacer pequeñas ligas delegaciones del deporte que se les ocurra, aquí creo que la respuesta se pinta menos obvia pero más real, esta es porque cualquier tipo de organización crea política, crear organización ciudadana es crear demandas al gobierno, no sólo en instalaciones sino en diversos temas, se le brinda a la sociedad de una organización, de comunicación con personas de su barrio, se propicia el intercambio de ideas, se organiza pues a la sociedad y como ya lo dije, una vez que la gente está junta comienza a hacer política, a exponer sus problemas, a salirse del huacal, un pueblo organizado no es conveniente para el gobierno, menos en tiempos de crisis económica y de la ya tan prologando crisis de representatividad.

No es que se quiera hacer de México un país de patinadores (sobre hielo), de ciclistas o de nadadores, lo que se busca son distractores de la sociedad, algo que les haga olvidar los tragos amargos de las quincenas que no se pueden estirar más, que les distraiga del insultante aumento del salario mínimo de dos pesos y si de paso la gente se puede ejercitar, que lo haga, que el pueblo no diga que no existe la playa, el sol y el mar para los pobres, que Santa Claus y los Reyes Magos no llegan a todos los hogares.

Mientras estemos aislados, incomunicados entre nosotros, entre la gente de nuestro barrio, que comparte problemáticas y banquetas, el gobierno seguirá gastando el presupuesto público, con o sin ayuda de patrocinadores, en albercas y pistas de hielo y no en lo básico, educación y salud.

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