Los cables de wikiliks han sacado a la luz aquella sensación que flotaba en el aire, el presidente de México le rinde pleitesía al de los Estados Unidos. En Campaña, según los cables, Felipe Calderón se reunió con autoridades estadounidenses y les aseguró que no daría ningún tipo de problema –la palabra lucha o esfuerzo resultan calificativos que sobrepasan las dimensiones de la intensión- en el tema de la reforma migratoria.
Hay sin embargo otra constante sensación en el ambiente, la de la invasión, anexión para aquellos que gustan del modelo gringo, por parte de la nación del norte. Insinuaciones van y vienen sobre un Estado fallido en México, que si se necesita la tutela de un mal hermano mayor, que si la seguridad nacional de los Estados Unidos está en riesgo por una posible y ficticia –como todas sus películas- alianza entre un grupo terrorista árabe y un grupo de pistoleros mexicanos. ¿Dónde estaría el punto de interés entre ambas organizaciones? ¿El simple hecho de hacer daño al imperio del norte? Resulta una buena hipótesis que mantiene a mi gusto más calidad de paranoia que de conexión lógica.
Pero regresemos al tema principal, los cables de wikiliks. Hoy día y a menos de una semana del encuentro de mandatarios/obedientes (cabría aquí una amarga comparación con el oxímoron zapatista del mandar-obedeciendo, ya que Calderón y Obama mandan obedeciendo cada quien a sus jefes y no al sentir popular) se ha revelado que en una operación de nombre de película hollywoodense –rápido y furioso- entraron en territorio nacional cerca de dos mil armas con la venia de ambas naciones. Esto como parte de una lúcida (sic) estrategia de seguir el camino de las armas en manos de los criminales, vaya sorpresa que una de esas armas disparó una bala que impacto a un agente fronterizo.
Las fronteras se han borrado, Estados Unidos mete agentes encubiertos y des-armados a territorio nacional, armas y muchas otras injerencias de tipo político y económico a territorio azteca, éste por su parte le regresa dólares para ser lavados, marihuana, cocaína, múltiples producciones de manufactura fronteriza y uno que otro agradecimiento sumiso. La frontera está casi borrada, por allí pasa todos menos migrantes, no porque sean secuestrados y en el peor de los casos asesinados por los Zetas en su camino, sino porque desde antes de haberse robado el poder ejecutivo Calderón dijo que fingiría si acaso la intensión de hablar del tema.
¿De qué sirve entonces la frontera, sólo para discriminar? El flujo de armas y droga no para porque son dos pilares fundamentales de las economías de América del norte.
Hay sin embargo otra constante sensación en el ambiente, la de la invasión, anexión para aquellos que gustan del modelo gringo, por parte de la nación del norte. Insinuaciones van y vienen sobre un Estado fallido en México, que si se necesita la tutela de un mal hermano mayor, que si la seguridad nacional de los Estados Unidos está en riesgo por una posible y ficticia –como todas sus películas- alianza entre un grupo terrorista árabe y un grupo de pistoleros mexicanos. ¿Dónde estaría el punto de interés entre ambas organizaciones? ¿El simple hecho de hacer daño al imperio del norte? Resulta una buena hipótesis que mantiene a mi gusto más calidad de paranoia que de conexión lógica.
Pero regresemos al tema principal, los cables de wikiliks. Hoy día y a menos de una semana del encuentro de mandatarios/obedientes (cabría aquí una amarga comparación con el oxímoron zapatista del mandar-obedeciendo, ya que Calderón y Obama mandan obedeciendo cada quien a sus jefes y no al sentir popular) se ha revelado que en una operación de nombre de película hollywoodense –rápido y furioso- entraron en territorio nacional cerca de dos mil armas con la venia de ambas naciones. Esto como parte de una lúcida (sic) estrategia de seguir el camino de las armas en manos de los criminales, vaya sorpresa que una de esas armas disparó una bala que impacto a un agente fronterizo.
Las fronteras se han borrado, Estados Unidos mete agentes encubiertos y des-armados a territorio nacional, armas y muchas otras injerencias de tipo político y económico a territorio azteca, éste por su parte le regresa dólares para ser lavados, marihuana, cocaína, múltiples producciones de manufactura fronteriza y uno que otro agradecimiento sumiso. La frontera está casi borrada, por allí pasa todos menos migrantes, no porque sean secuestrados y en el peor de los casos asesinados por los Zetas en su camino, sino porque desde antes de haberse robado el poder ejecutivo Calderón dijo que fingiría si acaso la intensión de hablar del tema.
¿De qué sirve entonces la frontera, sólo para discriminar? El flujo de armas y droga no para porque son dos pilares fundamentales de las economías de América del norte.
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