Si durante algún tiempo la imagen de Zapata con un par de carabinas recorrió las calles de la ciudad de México y supongo de otras entidades de este país, con el mensaje de que el año 2010 se haría posible una ajuste de cuentas con la pésima clase política que lleva al país, una vez entrado este año la sociedad en su conjunto observó que la memoria por sí misma no iba a actuar, la fórmula mágica de un levantamiento espontáneo con la llegada del año se esfumó. Ahora el plazo se posterga dos años más, coincidiendo con una fecha aún más enigmática, la terminación de un ciclo del universo según la cuenta maya, pero también con una fecha que aglutinará a los mexicanos, pues en 2012 se celebran elecciones presidenciales, con esto la sociedad podría estar más politizada, muy al modo mexicano, esto es, influida a más no poder por los medios de comunicación que ya hace tiempo definieron candidato, sin embargo siendo realistas -cualidad que no se puede perder al hablar de política-, la opción electoral ha sido ya burlada en continuas ocasiones 1988 y 2006, lo que nos conduce a un escenario complicado. Por esto resulta necesario ser persistentes con la propuesta que aunque partidista puede bien ser y ya está siendo abrazada por grupos organizados y movilizados, me refiero a la consulta ciudadana (22, 23 y 24 de mayo 2010) acerca de la pertinencia de la permanencia del Ejecutivo Federal. Si la posibilidad de sacar al actual fraudulento presidente de su puesto por la vía de las “armas” se encuentra lejos, la alternativa de la presión institucional se presenta sumamente pertinente. Este hecho no sólo nos permitiría comenzar una verdadera etapa democrática en el país, independientemente de los resultados, sino que a su vez celebrar con orgullo los doscientos años de ser mexicanos (sic).
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