lunes, 8 de marzo de 2010

No hay más tiempo que perder, son ya 11 años

El pasado febrero se cumplieron once años de Chávez en el poder, entre crisis reales e inventadas Venezuela pasa una década de transformaciones profundas. Cuando parecía que los problemas eléctricos en la nación de bolívar llevaban a la Revolución Bolivariana a un fracaso electoral, los bríos de unidad latinoamericana le ayudaron a reposicionarse, colocarse como uno de los principales promotores de una Organización de Estados Americanos sin Estados Unidos y Canadá le ayudó a Venezuela a colarse nuevamente en los reflectores mundiales, las expectativas, positivas y negativas sobre este proceso eran muchas.
Como la información se mueve muy rápido los focos cambiaron de dirección, dejando de alumbrar las desgracias que nadie quería ver en la primera nación independiente de América, aquella que rápido aprendió de la declaración de los Derechos del Hombre (1789) y las pidió para ella, poniendo en graves aprietos a sus promotores, quienes eran por cierto los colonizadores de esa nación. Desde entonces América Latina aprendió que las reglas y hasta la filosofía de origen Europeo no era para ella. Ya que para el caso de Haití se argumentaba que los negros por su diferencia racial –diferencia sin sustento científico como demostrará tiempo después Aníbal Quijano- no sabía gobernarse, podían ser esclavos y trabajar, pero no ser ciudadanos libres y dignos de derechos.
Los miles y miles de muertos en la isla dejaron paso a mejores noticias, pues si a la audiencia le gusta el morbo y el olor a muerte, éste llega a cansar convirtiéndose en repulsivo, como eran ya las imágenes de muertos apilados por las calles y los marines arribando como en misión de ocupación, eso, sobre todo la ocupación inocultable no era ya más objeto de noticia, observar el reparto desigual de víveres y rescatistas no era ya más un espectáculo digno de mostrarse, mejor acallar las voces y cambiar la dirección de la vista.
América Latina sin embargo no paraba en su agenda informativa, llegó la Reunión del Grupo de Río en Quintana Roo, México donde casi treinta presidentes de la región abordaron temas diversos, se tocó lo mismo el golpe de Estado en Honduras, que las bases militares gringas en Colombia. Las arengas naturales a un conjunto de naciones que incluye las corrientes más avanzadas en alternativas anticapitalistas y a los bastiones capitalistas mayormente consolidados en la región también fueron objeto de noticia. Chávez en sus discusiones continuas con homólogos robaron cámara para decir que eso era lo que pasaba en dicha cumbre, dejando de lado los acuerdos de cooperación internacional, pero así son nuestros medios, siempre buscando la alarma por encima de la noticia, Chávez quien también gusta de dichas apariciones no ha reflexionado que sin las riñas que siempre protagoniza los medios tendrían menos argumentos para desviar las notas. Los encabezados fueron entonces primero la riña de Chávez y Uribe dejando en segundo plano el acuerdo de formación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe.
La creación de este nuevo organismo responde a la necesidad de unidad de la región por cuanto las instituciones ya creadas no daban cabales resultados a las problemáticas, claro ejemplo fue el golpe de Estado en Honduras cobijado por la OEA y los Estados Unidos. Vimos sin embargo varios protagonismos en la Cumbre, al empuje de Venezuela se ha sumado ya de tiempo atrás Bolivia, Ecuador, la resurgida Cuba, por mencionar los más visibles, pero no dejemos de lado a Brasil y a Argentina. La diferencia de estos dos últimos gobiernos es que no tienen tan molesto al imperialista del norte ya que aunque se mueven bajo el signo de la izquierda, no lo hacen en alusión a proyectos antineoliberales.
Por ello la agresión mediática ha sido tan fuerte a nivel nacional e internacional; España y Colombia se han lanzado al ataque vía nuevamente el ordenador del número dos de las FARC, adjudicando colaboración del gobierno de Chávez con ETA y con las FARC. Lo principal no es ya la validez de un aparato electrónico como prueba irrefutable de materiales nunca mostrados, sino la clara intención de desmérito al camino que ya por más de una década anda la Revolución Bolivariana como alternativa al desarrollo capitalista mundial.

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