sábado, 17 de abril de 2010

Problemas menores

La vida bajo el sistema capitalista en definitiva es sólo su reproductor necesario, si los hombres (trabajadores) y los animales (comida) continúan viviendo bajo el esquema mínimo de supervivencia es para que la rueda siga girando, con el agregado de que si un trabajador cae enfermo o muere puede ser remplazado de manera casi inmediata por otra tuerca que está dispuesta a entregar su vida (quién no lo estaría) por llevar alimento a casa.
Bajo la lógica capitalista de que todo es reemplazable es que se mueve el primer mandatario mexicano. Meses antes de que Ciudad Juárez, Chihuahua fuera declarada la ciudad sin guerra más peligrosa del mundo -y esto es digno de debate pues el nombre que Calderón ha puesto a su actuar es el de guerra- argüía que las no pocas muertes suscitadas en la citada entidad fronteriza se debía a un encontronazo entre diversos cárteles de la droga por el dominio de la plaza y en efecto así es, bajo este argumento sin embargo está la clave; la muerte de aquellos sujetos entregados por múltiples y diversos motivos al narcotráfico no vale nada para Calderón, cuando ya desde los debates electorales de 2006 y postelectorales apuntaban que las filas del narcotráfico se engrosaban por la falta de una política social más incluyente, no se trataba como hasta ahora se sigue proponiendo, de un asunto de mano dura.
Si las en promedio 6 muertes diarias en Ciudad Juárez o las también aproximadas 5 mil muertes al mes a nivel nacional son daños colaterales o asuntos menores para los altos funcionarios de este país es porque la vida para ellos no vale nada, sea de narcotraficantes o de adolescentes preparatorianos juarenses o menores de edad que mueren en el fuego cruzado. En la semana que recién termina murieron en plena costera acapulqueña dos menos de edad, una de 14 y la otra de 2 años, inocentes a todas luces por haber estado como ya se suele decir en muchos lugares del país en el peor lugar en el peor momento, y por la inocencia que su edad les brindaba no pudieron ser tachadas, sin embargo la decena de preparatorianos juarenses no corrieron la misma suerte, ni lo estudiantes de alto rendimiento del Instituto Tecnológico de Monterrey, a quienes de primera instancia se les calificó de criminales, vagos y pandilleros, días después el gobierno tuvo que recular en sus declaratorias y aceptar que los muertos eran personas inocentes.
Ahora que murieron las menores en la costera ak-pulqueña la respuesta es otra, se habla de problemas menores en la lucha contra el narcotráfico, sea como sea está claro que el Ejecutivo Federal desconoce el significado de la vida, primero porque ha querido minimizar las ya más de 20 mil muertes en cuatro meses por supones que son vidas de criminales y después en su falta de sensatez al no observar que están cayendo ya muchos civiles de manera directa e indirecta en su guerra contra y no anti narcotráfico.





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