“Vivir mejor” es –dice el anuncio, la estrategia de Felipe Calderón para combatir la pobreza. Sin embargo no es más que una reedición de “Solidaridad”, programa ideado por el gobierno de Salinas de Gortari y al mismo tiempo la continuación de las políticas asistencialistas implementadas por Zedillo como “Progresa” y adecuadas al contexto del gobierno panista tales como “Procampo”, “Oportunidades”, “Alianza por el campo”, etc.
Desde la firma del TLC la política de desarrollo rural del gobierno federal ha sido la misma: controlar a la pobreza que él mismo ha generado. Sin embargo, según mi juicio; el control ideológico de la estructura priísta ya es inoperante. El control político a la manera panista apenas comienza a consolidarse. Y por el momento, solo el control económico perdura. A través de “Oportunidades” el gobierno federal otorga en promedio unos $3000 por cada familia en condiciones de pobreza.
[Brevemente, en general, la estrategia consiste en delegar a las mujeres el control de su familia convirtiéndolas en una especie de asalariadas del gobierno federal; el pago está completamente condicionado. Un somero análisis es suficiente para descubrir que no se trata sino de la reproducción de la pobreza, pero una reproducción controlada de la pobreza.]
Pero lo que me sorprende es la forma en la que el gobierno panista gestiona la crisis del campo:
Abre las fronteras a los productos básicos (en 2008 no hizo nada por frenar la entrada de maíz, frijol y leche en polvo); todas las tierras que antes producían tales productos se devalúan pues no pueden competir contra los precios internacionales; así, los campesinos son obligados a vender sus tierras (antes deben aceptar el PROCEDE) o como mínimo a dejar de producir; al mismo tiempo los especuladores compran tierras por todo el país a precios bajos-bajísimos (abusados: una hectárea de tierra llega a costar hasta 5 mil). Pero de ello hablaremos en otra ocasión.
Los campesinos (sin tierra) carecen de medios de subsistencia, mientras que los que aún conservan un pedazo de su milpa se enfrentan a la imposibilidad de intercambiar su producto por otros satisfactores. Es entonces cuando aparece el gobierno panista (cada dos meses) otorgando a las familias en situación casi natural de pobreza unos $3000 aprox. Con este dinero, la mujer no puede ir a comprar los productos de la milpa de al lado, y sus propios productos tampoco serán comprados.
Ante la producción de escasez de alimentos que propicia el gobierno federal, los productos básicos comienzan a aumentar de precio. La tortilla sube de $3.50 a $9 en 4 años; la leche de $6 a $10.50, etc. Hasta que llega de nuevo Felipe Calderón a congelar los precios de 140 productos básicos enlatados (procesados) mientras que la secretaría de propaganda avisa amablemente a los consumidores que hay sitios más baratos, que la Profeco puede orientarlos. [Ojo, no los congelaron en marzo, los congelan en junio].
La beneficiara de Oportunidades, como cualquier consumidor informado y cumpliendo con su trabajo de reproductora de su familia, va al mercado más cercano a pintarles cremas a los jitomates sin conservadores para llegar finalmente a comprar una lata de Herdez a Wal-Mart, Soriana, etc.; le pica los ojos al arroz de Hidalgo y compra el del único Valle Verde que queda; por supuesto una Coca –por si hay visitas, y así hasta acabar con sus $3000.
El hecho es que al igual que hicieron con la tortilla en enero pasado, en este junio el gobierno panista logró entregar a las empresas mexicanas insertadas exitosamente en el TLC un mercado interno seguro. Todavía en 2003, los productores de harina maíz, por ejemplo, tenían que competir con las tortillerías por su mercado en México. Después de la escasez producida de maíz, el alza de los precios y el tope fijado de $8.50 por kilo de tortilla de este año, Maseca y Minsa se han adueñado del mercado mexicano y pueden competir con mayor facilidad en el mercado norteamericano. Lo mismo ocurre ya con los productores de granos, verduras enlatadas y alimentos procesados en general.
Producción de escasez; alza de los precios; fijación del tope máximo; monopolio del mercado interno; competitividad internacional. Gestión panista de la crisis del campo. Y ese es solo un lado de la moneda.
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