Reportaje aparecido en la revista Proceso(23 de junio de 2008)
Por Marta Durán de Huerta
México, D.F. (apro).- La organización no gubernamental Transparencia Internacional recibió recientemente una llamada anónima para denunciar que Nestlé había contratado los servicios de la agencia privada Seguritas con el objetivo de espiar al grupo altermundista Attac en Suiza.
Los periodistas Jean Philippe Ceppi y Mauro Losa, del telediario Temp Present que se transmite en el canal helvético TSR, supieron de tal llamada gracias a Jean Pierre Mean, de Transparencia Internacional, y de ello informaron a los miembros de Attac. Éstos no sólo quedaron estupefactos, sino muy preocupados.
La razón: se dieron cuenta que tenían una espía enviada por Seguritas y Nestlé: supuestamente se trata de Sara Meylan y participó en la redacción del libro titulado Attac contra el imperio de Nestlé.
La infiltrada tuvo acceso a información delicada de Attac, como toda la lista de sus contactos nacionales e internacionales. Esta lista incluye, por ejemplo, los nombres de los sindicalistas colombianos que emprendieron acciones legales contra Nestlé acusándola de contratar a grupos paramilitares para asesinar o desaparecer a quienes luchan por sus derechos laborales.
Desde hace varios años Attac Suiza ha realizado una extensa investigación sobre todos los delitos que día a día comete Nestlé, sobre todo en el Tercer Mundo. Se formó un equipo con siete autores entre quienes estaba la espía, una mujer joven, muy seria, retraída y que nunca dejó que la fotografiaran ni siquiera el día que se presentó el libro al público.
“Pensamos que era modestia o timidez. Ahora sabemos que trató de borrar todo rastro. De pronto desapareció como si se la hubiera tragado la tierra. El número de teléfono que nos dio está fuera de servicio, así como su correo electrónico. No sólo eso, hemos constatado que no existe en Suiza ninguna Sara Meylan”, contó el 16 de junio Béatrice Schmid a Matthias Thieme del diario alemán Frankfurter Rundshau.
Attac Suiza envió una carta urgente a sus correligionarios y simpatizantes advirtiéndoles que en el foro que organizaron para hablar de los crímenes de Nestlé en la ciudad suiza de Vevey en junio del 2004, la espía Meylan ya los había infiltrado, grabado, fotografiado y había tomando nota sobre ellos.
El segundo shock para Attac llegó cuando sus miembros suizos se enteraron que la espía se reunió con sus jefes de Securitas en la sede de Nestlé para darles un informe detallado sobre el libro que estaba en preparación, los proyectos y todas las actividades de Attac.
Securitas a su vez informó a la policía del cantón Vaud, pero ésta no le dijo nada a los altermundistas con la excusa de que “esa no era su tarea”.
Jean Sauterel, vocero de la policía de Vaud, confirmó a la prensa suiza que esa institución tenía conocimiento de que Securitas había infiltrado a diversos grupos altermundistas como Attac, pero que no conocías los detalles.
Attac y los autores del libro levantaron una denuncia contra quien resulte responsable.
Libros negros
Nestlé, anatomía de un consorcio mundial, fue el primer libro que Attac publicó sobre esa multinacional de alimentos. Su contenido aborda los abusos que ésta comete contra sus trabajadores, sus clientes y los consumidores.
Attac contra el imperio de Nestlé es el segundo libro que esa ONG publicó sobre la trasnacional. Es aún más crítico. Cuestiona la comercialización que realiza con alimentos genéticamente modificados, la privatización del agua potable para venderla embotellada y la deplorable situación de sus trabajadores. Señala además sus prácticas monopólicas y la acusa de provocar daños ambientales.
Yannick Schaufenbühl, activista de Attac y una de las autoras del reciente libro, dijo en la conferencia de prensa del 13 de junio en Bahnhofbuffet, Lausanne: “Es increíble que Nestlé sobrepase todos los límites. El consorcio atenta contra nuestros derechos democráticos, contra la libertad de expresión. Si eso hace en Suiza, imagínense su comportamiento en el Tercer Mundo”.
Attac Suiza escribió una carta en la que pregunta: “¿Es normal que nos consideren como criminales, cuando lo que hacemos es luchar para que sean respetados los derechos democráticos, los derechos de los trabajadores y los derechos humanos, en resumen por un mundo mejor? Si Nestlé se permite tales prácticas en Suiza ¿Cuáles serán sus prácticas y las consecuencias de las mismas en países donde no se respetan estos mismos derechos? ¿Vamos camino de una sociedad donde nuestras acciones y nuestros gestos son espiados, bajo el menor pretexto, por multinacionales con la complicidad del Estado?”
Securitas es la compañía de seguridad privada más grande y más vieja de Suiza. En 2007 cumplió cien años. Tiene 9 mil empleados. No sólo se encarga de vigilar centros comerciales, estaciones de trenes y aeropuertos, también brinda servicios de guardaespaldas y de grupos antimotines, así como de espionaje.
El pasado 12 de junio, durante una entrevista realizada por Jean Philippe Ceppi, el secretario general de Securitas, Reto Cassut, admitió que su compañía ha infiltrado a diversos grupos altermundistas:
“Hemos tenido ese tipo de misiones en las que hemos filmado y fotografiado a los participantes de las marchas y nuestros agentes han infiltrado asambleas y mítines a veces presentándose con nombres falsos. Eso no es muy simpático, pero no es un delito”, dijo.
Cassut también dijo que el espionaje contra estos grupos inició en el contexto de la reunión de Grupo de los 8 en Ginebra en el 2003.
El periodista Ceppi preguntó sobre el espionaje a Attac, pero Cassut se negó a responder debido a “compromisos contractuales”.
Por su parte, Nestlé ha negado toda entrevista y sólo envió un escueto comunicado en el que afirma que nunca han violado la ley. La empresa justificó el empleo de Securitas para “proteger sus instalaciones y personal durante posibles disturbios por las protestas ante la reunión del Grupo de los Ocho, en 2003”. Y se mostró dispuesta a colaborar con las autoridades “para el esclarecimiento de los hechos que hoy atentan contra el buen nombre de la compañía”.
Los abogados de Attac no opinan lo mismo. De hecho afirman que esa manera tramposa de obtener información está al margen de la ley.
Nestlé en Colombia
El libro Attac en contra del imperio de Nestlé, dedica un capítulo a Colombia, de donde provienen las más graves acusaciones en contra de la corporación suiza, como amenazas de muerte a miembros del sindicato de alimentos y bebidas (Sinaltrainal), 21 de los cuales han muerto o desaparecido.
El 10 de septiembre del 2005 fue asesinado el líder sindical Luciano Romero Molina; primero fue torturado, después recibió 50 puñaladas. Lucuano era un testigo protegido por la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
Otros sindicalistas que han corrido con la misma suerte fueron Víctor Mieles, Alejandro Martínez Toribio y Harry Laguna.
El libro señala que ganaderos que venden leche a Nestlé arrebataron tierra a campesinos.
Nestlé es el mayor consorcio de Suiza. Es una de las multinacionales más grandes de mundo. Tiene 500 fábricas por todo el planeta y en varios países enfrenta juicios legales.
Por ejemplo, en diciembre del 2002, la leche caduca de Uruguay y Argentina fue reempaquetada, se le cambió la fecha de caducidad y fue vendida a Venezuela. La compañía fue llevada ante los tribunales y se disculpó diciendo que se trató de un error. Sin embargo no pudo explicar por qué fue vendida leche descompuesta.
El libro acusa a Nestlé de haber sobre-explotado manantiales acuíferos, provocando daños ecológicos irreversibles. Precisa que ello sucedió en el 2001 en Serra da Mantiqueira, Brasil.
El libro denuncia también que Nestlé compra cacao a las plantaciones de Burkina Faso y Costa de Marfil, donde los pizcadores son niños, a quienes no se les paga salarios y son objeto de maltratos. Además señala que los cereales de Nestlé tienen un alto contenido de azúcar, sal, grasas y harinas de mala calidad, lo cual provoca daños a la salud.
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