miércoles, 12 de marzo de 2008

¿A quién le importa la opinión pública?

“Nos vemos en el 2010”


La Revista Contralínea, reveló que la Presidencia de la República gastó alrededor de 36 millones de pesos en sólo seis meses para medir quién sabe qué cosas pues el tan afamado y funcional a conveniencia Instituto Federal de Acceso a la Información (IFAI) ha dicho que esa información será liberada en dos años.
Esta publicación es la misma que dio a conocer los contratos de Ivancar con PEMEX y que luego AMLO explotara al máximo y que ayer Juan Camilo Mouriño Secretario de Gobernación acepto descaradamente haber firmado mientras fungía como servidor público en la Secretaría de Energía.

La casa encuestadora que ha sido mayormente beneficiada con los contratos del gobierno de Felipe Calderón, casi el 25% del dinero destinado a realizar estudios telefónicos, encuestas cara a cara y grupos focales, es Opina, S.A. de C.V. de la cual no se sabe gran cosa, si hacemos una búsqueda por internet no hay resultados de ella, los estudios realizados por dicha empresa resultan muy a modo con la forma de hacer las cosas del actual gobierno, por debajo del agua y beneficiando a los suyos, ¿cierto Iván?
[1]

Sabemos que los tiempos no ameritan menos, pues haber llegado a la presidencia por medio de fraude electoral seguro mantiene pendiente al gobierno de la república del ánimo de la sociedad, más aun con los tiempos que se avecinan; la confrontación por la privatización del petróleo, apoyada como siempre por los
medios electrónico de comunicación[2] es casi inminente y si a esto le sumamos que en dos años festejamos el bicentenario de la independencia y el centenario de la revolución se puede consolidar un ambiente propicio para la movilización.

Medir el pulso a la nación se vuelve tarea imperiosa.

Algunos resultados a los cuales sí tenemos acceso revelan que el 85% de las 500 personas encuestadas por
De las Heras – supongo que la muestra podría haber sido mayor si Calderón le tirara por lo menos un milloncito – consideran que el titular de la secretaría de gobernación debería renunciar a su cargo, cosa difícil, ya que en México no manda el pueblo, aquí se impone el poder del dinero y de sus dueños. Camilo Mouriño no va a renunciar a su cargo ya que quien busca su cabeza es AMLO y declinar ante este adversario sería el principio de una gran caída.

Que el gobierno federal gaste millones de pesos en medirle el agua a los tamales no significa chamba para mis colegas psicólogos sociales, sino una clara señal del monitoreo que realiza el “presidente de la república” como medida preventiva a sus movimientos, para calcular hasta dónde podemos aguantar.

[1] Juan en ruso.
[2] Un motivo más para abrir los ojos y apagar la tele.

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