martes, 31 de marzo de 2009

Un saludo a Manu Chao

El XXV Festival del Centro Histórico fue clausurado por Asian Dub Foundation, quienes con un mal español hicieron alusión al conflicto que se desató a partir del comentario hecho por Manu Chao en el Festival de cine de Guadalajara, aquellos comentaron que la canción iba por los pueblo indígenas que defienden sus derechos, agregando, saben a lo que me refiero, saben de dónde hablo, saludos a Manu Chao. Palabras más, palabras menos, en mal español, en inglés, fue lo que dijeron, como no queriendo intervenir en la política nacional, no vaya a ser que amanezcan con el aviso de que son investigados y los quieren echar del país.
La represión que sufrieron los habitantes del poblado de Atenco, fue llamada en aquel lugar que dicen que huele a tierra mojada, terrorismo de estado; sin duda lo que sucedió sí fue una de las represalias más violentas que han sufrido los habitantes de poblado alguno por defender su derecho al trabajo y sobre todo su tierra. Lo acaecido dio fin a la manifestación, que con golpes de parte de la Policía Federal Preventiva por el momento calmó sus ánimos, sin embargo la organización política ha ganado mucho más, lo mismo que otras movilizaciones sociales, quienes al sentir la represión por parte del estado se desaglutinan físicamente pero continúan con un movimiento político y social, en donde encuentran una válvula de escape a muchas necesidades y demandas, las cuales las más de las veces se hacen visibles para ellos mismos a partir de una detonador que los hace estar juntos; el punto inicial de la política viene del estar agrupado.
Así lo primero que ignora un gobierno es que cuando reprime al pueblo no sólo pierde y se hace acreedor de un falso llamado nacional o internacional a respetar los derechos humanos, sino que con esa acción crea movimientos, organizaciones sociales que van a recordar y reivindicar el abuso del poder, de la fuerza, de la violencia, de la cual se dice que aquel es ejecutor monopolizado. La gente que vive el abuso reclama de manera natural que haya una aplicación oportuna de la justicia, quizá no para reivindicar el caso sucedido, sí, tal vez para evitar posteriores.





Bajo esta tesitura es que el movimiento organizado en Atenco después de las agresiones por parte del estado, (no importa el nivel) se ha hecho acreedor a muchas simpatías, entre ellas de las de Manu Chao, de quien se comenzó a saber de su participación con aquella organización a través de unos videos de YouTube, dónde aparecía cantando y la gente con machete en mano coreando algunas de sus canciones.

El punto de la discordia, más allá de simpatías y no simpatías, según el gobierno, fue que con su comentario Manu Chao estaba violando el artículo tercero de la constitucional nacional, la cual dicta que ningún extranjero debe intervenir en los asuntos políticos del país.
Es bajo este tipo de contradicciones donde se encuentra mi interés político de mayor relevancia.
En primer momento lo que hizo Manu Chao o cualquiera otro que hubiera sido fue expresar una opinión -la cual se dice mucho y en todas partes, no fue nada nuevo- en este sentido resulta prudente recordar que en las democracia (sic) liberales está garantizada la libertad de expresión, siendo así, cual es la diferencia entre que lo haga un extranjero y que lo haga un nacional. La pregunta central es ¿por qué los extranjeros no pueden intervenir en política, pero sí dictarlas? En otras palabras, si los extranjeros no pueden intervenir en los asuntos políticos del país, que hay de los asuntos económicos - que se desdoblan en políticos, que le han comido el campo a los políticos- por qué ahí los extranjeros sí dicen qué hacer y cómo hacerlo.




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