jueves, 23 de abril de 2009

Cumbre de las Américas. Qué pasa en el escenario geopolítico latinoamericano?

REFLEXIONES DE FIDEL
La Cumbre y la mentira

Algunas de las cosas que me dijo Daniel serían difíciles de creer si no fuera él quien las cuenta y no fuera una Cumbre de las Américas donde ocurrieron.

Lo insólito es que no hubo tal consenso sobre el documento final. El grupo del ALBA no lo suscribió; así lo hizo constar en el último intercambio con Obama en presencia de Manning y los demás líderes en la mañana del 19 de abril.

En esa reunión hablaron Chávez, Evo y Daniel sobre el tema con absoluta claridad.

Me había parecido que Daniel expresó una queja amarga cuando, el día de la inauguración de la Cumbre, dijo en su discurso: "... Pienso que el tiempo que me estoy tomando es mucho menor que el que me tuve que tomar, tres horas, esperando en el aeropuerto dentro del avión."

Se lo pregunté y me contó que seis dirigentes de alto nivel tuvieron que esperar en la pista: Lula, de Brasil; Harper, de Canadá; Bachelet, de Chile; Evo, de Bolivia; Calderón, de México y él, que era el sexto. ¿Motivo? Los organizadores, en un acto de adulonería, lo decidieron así para recibir al Presidente de Estados Unidos. Daniel permaneció las 3 horas dentro del caluroso avión de LACSA, al ser retenido en el aeropuerto bajo sol radiante del Trópico.

http://www.granma.cu/espanol/2009/abril/jue23/lacumbre.html

REFLEXIONES DE FIDEL
La Cumbre Secreta

(Tomado de CubaDebate)

Ni representados ni excomulgados en la Cumbre de Puerto España pudimos conocer hasta hoy lo que allí se discutió. Nos hicieron concebir a todos las esperanzas de que la reunión no sería secreta, pero los dueños del espectáculo nos privaron de tan interesante ejercicio intelectual. Conoceremos la esencia, pero no el tono de voz, ni los ojos, ni los rostros que tanto reflejan las ideas, la ética y el carácter de las personas. Una Cumbre Secreta es peor que el cine mudo. Durante unos breves minutos la televisión sacó algunas imágenes. A la izquierda de Obama estaba un señor al que no pude identificar bien, cuando ponía la mano sobre la espalda de Obama, como un colegial de ocho años a un compañero de la primera fila. A su lado, de pie, otro del séquito lo interrumpía para dialogar con el presidente de Estados Unidos; vi en los que lo importunaban la estampa de una oligarquía que jamás conoció el hambre y en la poderosa nación de Obama esperan tener el escudo que protegerá el sistema contra los temidos cambios sociales.

En la Cumbre prevalecía, hasta ese momento, una extraña atmósfera.

El espectáculo artístico del anfitrión brilló realmente. Pocas veces, tal vez nunca, vi algo parecido. Un buen locutor, al parecer trinitario, había dicho con orgullo que era algo único.

Fue un verdadero derroche de cultura y a la vez lujo. Medité un poco. Calculé cuánto costaría todo aquello y de repente me di cuenta que ningún otro país del Caribe podía darse el lujo de presentar un espectáculo semejante, que la sede de la Cumbre es inmensamente rica, una especie de Estados Unidos rodeado de pequeños países pobres. ¿Podrían los haitianos con su riquísima cultura o Jamaica, Granada, Dominica, Guyana, Belice u otra, ser sede de una Cumbre tan lujosa? Sus playas pueden ser maravillosas, pero no estarían rodeadas de las torres que caracterizan el paisaje trinitario y acumulan con esa materia prima, no renovable, los cuantiosos recursos que hoy sustentan las riquezas de ese país. Casi todas las restantes islas que integran la comunidad del Caribe, situadas más al norte, son directamente batidas por los huracanes de creciente intensidad que todos los años azotan a nuestras hermanas islas del Caribe.

¿Alguien habrá recordado en esa reunión que Obama prometió invertir cuanto dinero se requiriese para autoabastecer a Estados Unidos de combustible? Tal política afectaría directamente a muchos de los Estados allí reunidos que no podrán disponer de las tecnologías y las enormes inversiones requeridas para un esfuerzo en esa u otra dirección.

Algo realmente me impactó en la etapa de la Cumbre transcurrida hasta hoy sábado 18 de abril, 11 y 47 minutos, en que escribo estas líneas: el discurso de Daniel Ortega. Me prometí a mí mismo no publicar nada hasta el próximo lunes 20 de abril para observar lo que ocurría en la famosa Cumbre.

http://www.granma.cu/espanol/2009/abril/lun20/lacumbre.html


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